miércoles, 30 de mayo de 2018

HUELGA DE PROFESORADO UNIVERSITARIO


Jueves 24 de mayo de 2018: huelga de profesorado en la Universidad de Barcelona. Según la prensa el seguimiento ha sido entre un 50 y un 80%, con más incidencia en los campus con un porcentaje más alto de profesorado asociado. Ha sido una huelga con apoyo del Comité de empresa y de la Junta de Personal Docente e Investigador.

En más de una ocasión, en este blog me he referido al problema que tienen las universidades de mi entorno -y en concreto la Universidad de Barcelona- por el porcentaje cada vez más elevado de profesorado a tiempo parcial: asociados que compaginan (o no: porque también hay los "falsos asociados") la docencia con otro trabajo, con un sueldo alrededor de los 500 euros mensuales para hacer el 75% de la docencia que hace un profesor fijo a tiempo completo. En algunos campus la situación parece insostenible pero los gestores de la Universidad dicen que no tienen margen de maniobra para poder solucionar el problema. La situación es extremadamente grave.

miércoles, 23 de mayo de 2018

EL INTERCAMBIO ENTRE DOCENTES


Reproduzco el artículo que acabo de publicar, como editorial invitada, en el número 18 del Boletín del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona:

Las universidades catalanas se encuentran en un momento que, como mínimo, podemos considerar complejo. En el caso de la UB, probablemente uno de los problemas de mayor entidad es el envejecimiento de la plantilla de profesorado y las dificultades para favorecer el imprescindible relevo generacional. Más allá de la situación objetiva, esta problemática a menudo genera cierta sensación de desánimo en el profesorado que se ve realizando tareas que no corresponden a profesores con dedicación a tiempo parcial, no dando alcance para cubrir todas las necesidades de gestión por parte de profesorado a tiempo completo o constatando la dificultad de coordinarse y trabajar en equipo, entre otras situaciones.

También se puede tener la sensación de que los recursos son insuficientes y de que el esfuerzo por hacer una docencia de más calidad es una cuestión de decisión personal, con un apoyo institucional demasiado limitado y con menos reconocimiento de lo deseado. Sin embargo, lo cierto es que hay muchos profesores y profesoras que buscan cómo mejorar, día a día, para ayudar al aprendizaje de los estudiantes. Quizás es una muestra de la vertiente vocacional que caracteriza a los docentes (una vocación que a menudo las instituciones aprovechan más allá de la cuenta).

Esta vitalidad que lleva a poner en marcha proyectos nuevos, a trabajar en verdaderos equipos docentes, a desarrollar proyectos de innovación... requiere de apoyo y entre este apoyo está la formación. No es suficiente pero es imprescindible. Esta formación puede tener modalidades diversas: cursos, talleres, jornadas, seminarios, grupos de trabajo, etc. Algunas de las modalidades favorecen más que otras el intercambio, un intercambio que, por sí mismo, puede ser uno de los apoyos para profesorado con ganas de mejorar su docencia.

Cuando se toma parte de acciones formativas donde se favorece este intercambio, los participantes suelen valorarlo como uno de los beneficios que han sacado de la actividad formativa. Esto es así porque compartir con otros docentes en torno a la mejora de la práctica ayuda a visualizar posibilidades y a sentirse miembro de un colectivo, rompiendo la sensación de insularidad que a menudo tiene el profesor o profesora. Hay varios beneficios del intercambio entre docentes: compartir y contrastar las propias opiniones con los colegas, ver que vale la pena apostar por cambios pequeños para que a la larga puedan sumar y convertirse en cambios más grandes y reafirmarse en que otras posibilidades docentes responderían mejor a la necesidad de ayudar a los estudiantes en su proceso de aprendizaje.

A veces, cuando pensamos en formación, podemos tender a concebirla como algo muy estructurado y bastante unidireccional (del formador a los que pretenden formarse) pero el concepto de formación debe ser más amplio y flexible y debe incluir la multidireccionalidad , el aprendizaje entre colegas y el papel del grupo de iguales como recursos formativos muy potentes. El intercambio con otro profesorado es una buena manera de formarse, en este sentido amplio de formación. Los intercambios en equipo docente pueden ser potenciadores de mejoras sustanciales en la docencia puesto que, en este tipo de equipos, el intercambio y la ayuda mutua se refieren directamente a la práctica profesional más inmediata. Los intercambios con profesorado de otras disciplinas pueden ayudar a abrir nuestra mirada y ver nuevas posibilidades.

Desde el ICE deben estimularse las posibilidades de intercambio, en el marco de la formación que se ofrece, pero el intercambio los profesores lo podemos manejar más allá de la oferta formativa del ICE, con los colegas más cercanos. A veces, podemos aprender de la relación con el profesorado que tenemos más cerca y de quien muy a menudo desconocemos sus ideas docentes y cómo trabaja con los estudiantes. Los procesos de intercambio suelen ser bastante gratificantes... aunque piden un esfuerzo. Como todo lo que vale la pena.

miércoles, 16 de mayo de 2018

EDUCACIÓN EMOCIONAL, EDUCACIÓN INTEGRAL


La educación emocional está de moda ... bien, lo está en teoría pero no sé si realmente se tiene suficientemente en cuenta en muchos centros educativos. ¿Por qué está de moda? Pues, entre otras razones, porque la inteligencia emocional cada vez es un valor más preciado en el mundo laboral. Aunque aún se siguen utilizando tests de coeficiente intelectual, cada vez está más asumido que los aspectos actitudinales y emocionales influyen mucho -probablemente más que la racionalidad estricta-  en el comportamiento y en las decisiones que toman las personas. La capacidad para gestionar los propios sentimientos y para relacionarnos con los sentimientos de los demás es fundamental para ir por la vida. Y no es una intuición, hay investigaciones que lo constatan.

La cultura académica a menudo tiene poco en cuenta la vertiente emocional, especialmente a medida que vamos subiendo en los niveles del sistema educativo. Caer en el otro extremo, respondiendo a la moda, tampoco parece una opción acertada. No es nada nuevo que la educación debería ser integral de la persona de manera que la ayudara a desarrollar todas sus capacidades. Las capacidades cognitivas, afectivas, de interacción e inserción social... deben desarrollarse conjuntamente puesto que las personas no estamos hechas de compartimentos estancos, sino que las diversas capacidades se influyen entre sí. O sea, se requiere una visión integral y sistémica de la persona en la que se la pueda ayudar y acompañar en su aprendizaje en función de las necesidades y potencialidades de cada momento. Es más fácil de decir que de hacer pero si el interés por los aspectos emocionales sirve para fortalecer esta visión de educación integral, bienvenido sea este interés.

miércoles, 9 de mayo de 2018

VOCACIÓN DOCENTE EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR


Ya hace varios cursos que estamos desarrollando un proyecto docente en el grado de educación social de la Universidad de Barcelona que implica la coordinación de cuatro asignaturas de dos departamentos diferentes. El primer semestre, los estudiantes deben diseñar y llevar a cabo un diagnóstico socioeducativo en un centro; este, es un trabajo conjunto de las asignaturas Fundamentos didácticos de la acción socioeducativa y Teorías e instituciones educativas. El segundo semestre, deben diseñar un programa en equipo que dé respuesta al diagnóstico del primer semestre y un proyecto de intervención socioeducativa individual que desarrolle el programa, como trabajo de las asignaturas Diseño e innovación de la acción socioeducativa y Animación sociocultultural y educación en el tiempo libre. Cuando comienza el primer semestre el profesorado de las cuatro asignaturas hace una presentación conjunta del proyecto que se desarrollará durante los dos semestres y, al final de cada uno de ellos, también todo el equipo docente asiste a las presentaciones que hacen los estudiantes del trabajo realizado. Como se puede suponer, el proyecto pide una buena coordinación docente que, entre otras cosas, incluye unas sesiones de devolución de los informes de seguimiento del trabajo que presentan los estudiantes, realizados conjuntamente por los profesores de las dos asignaturas que se coordinan en el semestre.

El profesorado que ya llevamos tiempo en el proyecto hemos tenido tiempo de compartir y acercar criterios y, curso tras curso, lo hemos podido ir mejorando.
Lamentablemente, a menudo se incorporan a impartir la asignatura profesores nuevos lo que dificulta dar continuidad a la coordinación. El proyecto es uno de los ejemplos que podemos encontrar en la Universidad de iniciativas que el profesorado pone en marcha para mejorar la coherencia y la calidad de la docencia, aunque ni la institución les reconozca el sobreesfuerzo ni tengan ningún tipo de apoyo. Lo que pasa es que, a pesar de las dificultades que está atravesando la educación superior, aún hay profesoras y profesores que están dispuestos a hacer esfuerzos para mejorar, día a día, simplemente porque eso les parece que ayuda a un mejor aprendizaje de los estudiantes. Quizás es una muestra de la vertiente vocacional que caracteriza a los docentes... a algunos docentes. Una vocación que a menudo la institución aprovecha más allá de lo que sería razonable.