miércoles, 29 de noviembre de 2017

INTERDISCIPLINARIEDAD A LA UNIVERSIDAD



Hace pocos días organizamos una jornada para difundir los resultados de un proyecto de innovación y de una investigación que ahora estamos terminando de analizar. La jornada se tituló: El trabajo en equipo interdisciplinario en la Universidad: formación para la colaboración interprofesional. Y de eso va el proyecto: estudiar cómo se podría desarrollar el trabajo en equipo interdisciplinario (cuáles serían las microcompetencias a trabajar, cuáles los elementos favorecedores y cuáles las dificultades) entre estudiantes de diferentes titulaciones que luego podrán encontrarse con la necesidad de trabajar en equipo en la práctica profesional. Estudiantes de varias asignaturas de titulaciones diferentes (Formación del profesorado, Psicología escolar, Pedagogía, Educación social y máster de Psicopedagogía) analizaron el mismo caso; primero cada uno en su aula, después en equipos virtuales mixtos (con estudiantes de las diferentes titulaciones) y, finalmente, en un encuentro presencial donde también trabajaron en equipos interdisciplinarios para encontrar una respuesta consensuada al caso. En paralelo se fueron recogiendo las opiniones de los estudiantes mediante cuestionarios y la del profesorado mediante informes, y se analizó el trabajo virtual interdisciplinario realizado, entre otros aspectos.



En la jornada, tres profesionales de ámbitos diferentes explicaron cuáles eran sus experiencias de trabajo interdisciplinario, después se presentó el proyecto y los resultados provisionales de la investigación y, finalmente, se abrió un debate con los asistentes (todos ellos, profesorado invitado de áreas diversas, con responsabilidades de gestión de distintos niveles) para ver qué era transferible de lo que se había presentado. Fue muy interesante y hubo un acuerdo general en que la Universidad debe encontrar la manera de abordar la interdisciplinariedad para responder a los retos de la sociedad actual. Se recogieron algunas ideas, incluyendo experiencias de otros países. Se debe seguir trabajando.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

DECLARACIÓN DEL CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA



El Claustro de la Universidad de Barcelona, ​​reunido el día 15 de noviembre de 2017, manifiesta

-que la universidad, como centro de investigación y de transmisión de saber, debe ser también motor social y tiene que hacer oír su voz en defensa de la libertad, la democracia, la paz y el diálogo.

-que cree en la acción pacífica para reclamar el respeto a los derechos del pueblo catalán y en sus instituciones legítimas, y en el diálogo para resolver las diferencias. Nos manifestamos en contra de todas las medidas que signifiquen privación de libertad o restricción de derechos individuales y colectivos, y en favor de las instituciones catalanas y de sus representantes elegidos legítimamente.

-que se opone radicalmente a la aplicación del artículo 155 y denuncia los graves perjuicios que se han derivado de la aplicación de dicho artículo, tanto para la sociedad catalana como para la universidad y su autonomía.

Es por todo ello que este Claustro reclama

a) la liberación de los señores Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, presidentes de la ANC y de Òmnium Cultural, respectivamente, y de los señores Oriol Junqueras, vicepresidente del gobierno de la Generalitat, de las señoras Dolors Bassa y Meritxell Borràs, consejeras, y los señores Joaquim Forn, Carles Mundó, Raül Romeva, Jordi Turull, consejeros del gobierno de la Generalidad de Cataluña, actualmente en prisión preventiva, y la retirada de cualquier proceso penal contra ellos.

b) la retirada de cualquier proceso penal iniciado contra la presidenta del Parlamento, señora Carmen Forcadell, contra las señoras Ramona Barrufet y Anna Simón y señores Lluís Corominas, Lluís Guinó y Joan Josep Nuet, miembros de la Mesa del Parlamento, y contra las personas implicadas en el referéndum del día 1 de octubre y en la consulta del día 9 de noviembre de 2014.

Barcelona, ​​15 de noviembre de 2017
(Traducción del catalán)

miércoles, 15 de noviembre de 2017

DEMASIADO HABITUAL



En algún momento, la prensa se ha hecho eco de algún altercado especialmente grave pero he esperado a comentar el tema cuando no hubiera este eco mediático para no dar la sensación de que se trata de una cuestión puntual. Lamentablemente, es algo mucho más habitual de lo deseable: niños y niñas que juegan al fútbol y algunos padres que se comportan en estos partidos (que no lo olvidemos: son actividades formativas) como lo hacen algunos aficionados en partidos de adultos: se desahogan insultando al árbitro y a los rivales. Hay incidentes graves pero, en muchas de estas actividades formativas, hay actitudes persistentes que no trascienden pero que no son admisibles. Seguramente tampoco lo son en el fútbol adulto pero mucho menos cuando los que juegan son niños o niñas. Algunas federaciones territoriales de fútbol han puesto en marcha campañas, desde hace años, para incitar al juego limpio, al respeto y al rechazo de la intolerancia y del racismo. Algunas de estas campañas han tenido más éxito que otras.

Hasta la categoría cadete, los problemas de violencia no están en el campo, sino en la grada. Esto se da especialmente en el fútbol porque es el deporte mayoritario pero refleja la competitividad de nuestra sociedad y la sobreprotección de los hijos. Que esta situación se haya dado siempre no es motivo para tolerarla. El fútbol alevín e infantil es algo muy habitual y, por tanto, una actividad con notable incidencia en la formación de la infancia. Todos los esfuerzos para evitar proporcionar modelos de conducta como los que comento son loables pero el esfuerzo principal debería ir encaminado a no aceptar como normal e inevitable una situación educativa que contradice valores esenciales para conseguir una sociedad más convivencial.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

CATALUÑA Y ESPAÑA



En el siglo XIV nació la Diputación del General o Generalitat de Cataluña. Durante los siglos XVI y XVII esta institución fue el gobierno de Cataluña. En el siglo XVIII, tras la Guerra de Sucesión, el Decreto de Nueva Planta abolió todas las instituciones catalanas de autogobierno. Hasta 1913 Cataluña no pudo recuperar un órgano de autogobierno: fue la Mancomunidad de Cataluña. El dictador Primo de Rivera la abolió en 1925. En 1931 se instituyó la Generalidad de Cataluña hasta que en 1938 el dictador Franco la suprimió, tras la Guerra Civil. La legitimidad de la Generalitat se mantuvo en el exilio hasta que en 1977 se reinstauró provisionalmente, antes de la aprobación de la Constitución española. Ahora, en 2017, el gobierno y los tribunales españoles destituyen y encarcelan al gobierno de la Generalitat y disuelven el Parlamento, la institución inviolable que representa al pueblo de Cataluña.

Una gran parte de la población catalana está de luto pero no resignada. La población del resto del Estado debería estar muy alerta de lo que puede suponer la potestad de aplicar el ya famoso artículo 155 de la Constitución (los últimos días ya se han oído amenazas diversas) y del peligro que supone la no separación de poderes que, como mínimo, está en entredicho. Estamos reviviendo situaciones que nos devuelven muchos años atrás. Los hechos nos llenan de una profunda tristeza, una gran preocupación y el convencimiento de que están en juego muchas cosas, mucho más allá del tema de la República Catalana. Cuestiones que nos retrotraen a momentos muy oscuros de nuestra Historia, de la catalana y de la española.