miércoles, 31 de mayo de 2017

EL SECRETO DE LAS COMUNICACIONES



El dilema entre más seguridad o más libertad de las personas está en el orden del día y todo parece indicar que el péndulo cada vez se decanta más hacia la seguridad. Atentados como el de hace pocos días en Manchester refuerzan esta tendencia. No hace mucho (un poco sí, porque no doy abasto de comentar noticias que me parecen interesantes) los ministros de Interior de Francia y Alemania reclamaron a la Unión Europea que las empresas de Internet que gestionan aplicaciones de mensajería móvil (Whatsapp, Facebook, Messenger, Telegram...) estén obligadas a proporcionar el contenido de una conversación o permitir la interceptación de las comunicaciones encriptadas cuando lo pida un juez. Las operadoras de telefonía ya están obligadas. La policía se queja porque el sistema para registrar comunicaciones no sirve con las app de mensajería porqué la comunicación está encriptada. Actualmente, el Ejército Islámico recurre a redes sociales para captar adeptos y comunicarse con sus miembros y ninguna de las empresas que gestionan Internet tiene su sede principal en el espacio de la Unión Europea; por lo tanto, las leyes que obligan a las empresas de telefonía nacional a colaborar con la justicia no son aplicables a aquellas empresas.

Los dilemas lo son porque no es nada fácil optar por una u otra posibilidad. En casos como el comentado, el dilema que se genera es de fondo y, según cómo se resuelva, se configurará un modelo de sociedad u otro. Los espacios educativos deben ser un buen lugar para plantearse dilemas como estos porque desarrollar un espíritu crítico y la capacidad de reflexionar sobre cuestiones tan importantes es lo que puede favorecer que la educación ayude a mejorar la sociedad.

miércoles, 24 de mayo de 2017

.UNA PARTE DE LA POBLACIÓN CADA VEZ ESTÁ MÁS EXCLUIDA




Hace unos años leí algunos textos que hablaban de que nos encaminábamos hacia la sociedad de los dos tercios: un tercio de personas que se podrán permitir lujos (aparecerán empresas dedicadas a servirles, como por ejemplo las que les llevarán el desayuno a casa), un tercio que trabajarán en empleos inestables y un tercio de "pobres" que irá quedando al margen de la vida social. Aunque parece que vivimos en una sociedad donde es posible "ascender en la escala social" la realidad -leía entonces- será que cada uno de los tres tercios se irá estancando y no será tan fácil la movilidad social.
    
Eran unos textos proféticos porqué reflejaban muy bien cómo se está constituyendo la sociedad occidental actual: los pobres cada vez son más pobres. La pobreza extrema representa hoy alrededor del 10% de la población de Cataluña y el porcentaje va en aumento. Se trata de familias con ingresos inferiores al 40% de la renta media. En las condiciones actuales del mercado laboral, tener un trabajo ya no garantiza poder salir de la pobreza. Proliferan los contratos de septiembre a julio, los contratos por meses e, incluso, por días. Un porcentaje muy alto de los desempleados llevan más de dos años en paro y han agotado las prestaciones. En Cataluña, se acaba de llegar a un acuerdo para garantizar una renta mínima, en casos como estos, pero ello no hace que la situación no sea suficientemente grave. Por cierto, que se ha hecho de lo que se llamaba "derecho al trabajo"? ... y no digamos del derecho a un trabajo mínimamente digno.

miércoles, 17 de mayo de 2017

UN PROYECTO INTEDISCIPLINAR



En la Universidad hacemos docencia, gestión e investigación. En este último ámbito, estamos desarrollando dos proyectos que me parecen muy interesantes. Uno de ellos, consiste en trabajar un mismo caso en cinco clases de cinco titulaciones distintas: maestro, pedagogía, educación social, psicología y psicopedagogía. Estas titulaciones forman a futuros profesionales que pueden intervenir en la escuela y que deberían haber aprendido a trabajar interdisciplinariamente entre ellos. Y de esto precisamente trata el proyecto: queremos estudiar cuáles son las microcompetencias que ayudarían a aprender a trabajar de esta manera.

Primero, en cada clase, se analiza el caso (una situación problemática en una clase de educación primaria) y se elabora un documento con el análisis y propuestas de acción que se cuelga en un campus compartido con los estudiantes de las otras titulaciones, que a su vez deberán colgar sus respectivos documentos. Entonces, se abre un periodo para debatir en un foro (por grupos interdisciplinarios) los documentos y tratar de consensuar un análisis y propuestas de acción. Finalmente, en una sesión presencial (con los estudiantes que pueden asistir) y cada uno con el bagaje del debate en el foro, se intenta consensuar una acción (en pequeño grupo multidicsiplinar) para dar respuesta a la situación planteada en el caso. En paralelo, se pasan cuestionarios a los estudiantes a lo largo del proceso, se recogen relatos del profesorado e informes de las diferentes fases del proyecto con el fin de averiguar cuáles serían las microcompetencias para mejorar (o para introducir, quizás) el trabajo en equipo interdisciplinario en la formación universitaria. Estamos en pleno desarrollo del proyecto, a ver qué sacaremos.

miércoles, 10 de mayo de 2017

EDUCAR PARA UNA SOCIEDAD FUTURA QUE DESCONOCEMOS COMO SERÁ



Aunque esto de la prospectiva no siempre es fiable, se dice que 3 de cada 4 de las profesiones actuales no existirán dentro de unos años. Es dudoso si el porcentaje será este pero muy probablemente irá por aquí. En los supermercados se aplicarán sistemas automáticos de cobro, los trenes se conducirán sin conductor, la gestión bancaria será cada vez más online ... En cambio aparecerán profesiones nuevas, relacionadas con las tecnologías (expertos en análisis de macro-datos en tiempo real, vigilantes del mundo digital...), especialistas en mejorar la calidad de vida de personas con enfermedades como el Alzheimer o diabetes atendiendo a que cada vez se vivirá más años o especialistas en mercados internacionales, entre otros.

No sé si en la educación nos lo acabamos de creer. A menudo parece que todavía estemos formando para un mundo estático, lleno de seguridad, donde es muy importante alcanzar unos conocimientos muy específicos. Claro que tal vez lo que ocurre es que educar para el cambio, para la adaptación creativa a nuevos retos y para un mundo que no sabemos cómo será es mucho más difícil. Significa romper con ciertos hábitos y poner en duda muchas seguridades. Querer ver (sí, quererlo) que tenemos que preparar para una realidad desconocida y que aprender a aprender es más que un eslogan nos pide cierta valentía. Para salir de "nuestra zona de confort" hay que ser un poco valiente porque hay que asumir que nos encontraremos con dudas e inseguridades. Para poder dar el paso hacia estas inseguridades primero debemos ser conscientes de que la seguridad actual es una falsa seguridad.