UN MUNDO CADA VEZ MÁS DESIGUAL

Hace unos días, se hicieron públicos unos datos (Oxfam Intermón) que vuelven a evidenciar la extrema desigualdad social de nuestro mundo: 62 supermillonarios acumulan la misma riqueza que 3.500 millones de personas (el 50% más pobre de nuestro planeta). Es cierto que la pobreza extrema en el mundo ha disminuido -y ello nos brinda cierta esperanza para el futuro- pero no lo es menos que se ha incrementado la desigualdad: el 1% de la población mundial tiene más dinero que el 99% del resto de la población. Es un dato escalofriante y no por el hecho de repetido debería dejar de preocuparnos. 

Esta desigualdad se incrementa en cada nuevo estudio y afecta especialmente a las mujeres. También se ha incrementado la brecha salarial entre directivos y empleados de las empresas. En la Unión Europea alrededor de un 9% de personas que trabajan se encuentran en riesgo de pobreza. Cuando se habla de corrupción, de paraísos fiscales, de retribuciones millonarias para determinadas personas, de impuestos... hay que contextualizarlo teniendo presentes datos como los anteriores.  

PRIVATIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

La Complutense de Madrid es la Universidad española con más alumnos.  Lo que sucede en esta Universidad suele servir de referencia para otros centros. Lo que acaba de suceder es que la Complutense ha publicado un reglamento por el que se facilitará la entrada de financiación privada a cambio de permitir la colaboración de empresas en el diseño académico de titulaciones (programas de postgrado y títulos propios) y a cambio de renunciar a los derechos de explotación de investigaciones. 

No es un caso único. Diversas universidades, entre ellas la Universidad de Barcelona que es la segunda en dimensión en el Estado español, han iniciado programas en la misma línea. Es la respuesta de las universidades al descenso de la financiación púbica. Es una cuestión grave porque supone un proceso de privatización de un servicio público de tanta relevancia como es la educación superior. Parece que los augurios sobre este peligro que se apuntaban desde hace algunos años ahora se están haciendo realidad. Este cambio de modelo no es un tema solo de las universidades sino una cuestión social y de país. Una cuestión de modelo de sociedad.  

INTENTANDO MEJORAR LA EVALUACIÓN CON DOMINICANOS Y DOMINICANAS

He pasado una semana (un poco más, a causa de los viajes) en la República Dominicana, impartiendo la asignatura Evaluación de aprendizajes en un máster (o maestría) sobre Evaluación. La experiencia ha sido muy enriquecedora. Lo ha sido por la excelente acogida de las personas de aquel país y por el descubrimiento de un territorio al que nunca había ido pero, especialmente, por el grado de implicación y por los deseos de transformación de la realidad educativa por parte de las y los participantes en el curso.

Hemos trabajado alrededor de las funciones de la evaluación, su relación con las competencias, la secuencia formativa... y sobre las posibilidades de innovación para mejorar la evaluación de los aprendizajes en la República Dominicana. Lo hemos hecho analizando casos, leyendo textos, hablando, co-evaluando... y pensando en posibilidades factibles para la mejora. A menudo, los participantes decían: es que en nuestro país sucede tal cosa o tal otra.  Cada contexto tiene sus especificidades pero, como les comentaba, las cuestiones de fondo en los procesos de enseñanza - aprendizaje son mucho más compartidas (en sus aspectos positivos y en las dificultades) de lo que puede parecer a primera vista.   

UNA SEMANA ENTRETENIDA

El lunes pasé la mañana en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Ramon Llull impartiendo un taller sobre evaluación continua y la tarde impartiendo una optativa de un máster. El martes tuve reunión de mi grupo de innovación docente. El miércoles empecé con una reunión de equipo docente, seguí con un encuentro del grupo de investigación y acabé con una reunión de coordinación con una profesora. El jueves empecé con una reunión en el decanato y seguí con una tutoría de Trabajo final de Máster. El viernes lo dediqué a terminar de preparar mi viaje del sábado a la República Dominicana para impartir un máster y hacer una conferencia. En los ratos libres: corrección de trabajos de estudiantes y poner notas. En este periodo sin clases de grado, parece que queremos aprovechar el tiempo. ¿Demasiado?