miércoles, 15 de julio de 2020

UN VERANO MUY ESPECIAL


Este blog se toma las vacaciones de verano. Después de unos meses difíciles por una pandemia que nos ha trastornado a todas y todos, tocan unos días de descanso... si el virus no nos sigue alterando la vida más de lo que ya se prevé. Vivimos un verano diferente al de años pasados ​​porque tenemos que convivir con medidas de protección (mascarilla, distancia social, higiene extrema) y porque no sabemos qué puede ir pasando. Parecía que el verano podía ser un paréntesis y que teníamos que esperar al otoño para ver cómo incidía el coronavirus pero eso, ahora, ya no está tan claro.

Sin embargo, es importante no dejarse llevar por una despreocupación del todo irresponsable y nada solidaria pero tampoco por un miedo excesivo que nos impida disfrutar de la vida. El punto medio siempre es difícil y genera inseguridades pero no nos queda otra que intentar encontrarlo. No podemos cerrar los ojos a lo que está pasando pero tampoco podemos encerrarnos en una cáscara: no podemos pretender vivir sin riesgos porque, entonces, no viviríamos plenamente. Además, necesitamos coger fuerzas para poder afrontar con más vitalidad lo que, tal vez, nos vendrá después del verano. Disfruta tanto como puedas pero no olvides llevar a cabo las acciones para protegerte y para proteger a los demás. Vive el verano y cuídate.

miércoles, 8 de julio de 2020

DONDE DIJE DIGO DIGO DIEGO


Sobre cómo será el regreso a la escuela el próximo setiembre, hace sólo siete semanas (el pasado 20 de mayo), en este mismo blog, escribía: "Las directrices que se están divulgando hablan de clases reducidas (alrededor de 12 a 15 alumnos) y de mantener la distancia social de seguridad en las clases y en el patio, entre otras ". Ahora, en Cataluña, se han hecho públicas las pautas para el nuevo curso escolar: no habrá desdoblamiento de grupos puesto que no se disminuirá la ratio, no será necesario llevar la mascarilla en el propio grupo-clase ni mantener distancia de seguridad; todo será muy parecida a como era antes de la pandemia.

El gobierno catalán justifica el cambio radical en los nuevos datos sobre la evolución del coronavirus: los infectados confirmados menores de 15 años sólo son el 1% de los casos y, al parecer, con una carga vírica muy baja. Incluso se ha dicho que, con estos datos, ahora se ve que no deberían haberse cerrado las escuelas y que, en caso de rebrote en otoño, sólo se confinaría a la gente mayor y a los colectivos vulnerables; la infancia podría continuar con su actividad escolar presencial. Está claro que, con unos cambios de criterios tan frecuentes en todo lo referente a la pandemia, habrá que esperar a ver qué pasa finalmente. Ante estas decisiones tan cambiantes, lo menos que se puede decir es que estamos desconcertados.

miércoles, 1 de julio de 2020

ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES Y DE TIEMPO LIBRE EN UN MOMENTO MUY COMPLEJO


La oferta educativa de verano siempre ha cumplido diversas funciones; proporcionar un lugar donde atender el niño o la niña mientras su familia está ocupada ha sido una de importante. De todos modos, malo si esto se quedara aquí: las actividades extraescolares y de tiempo libre deben ser una buena oportunidad para disfrutar de un ocio enriquecedor y para la socialización de la infancia. Este año la situación es muy especial porque niñas y niños, durante tres meses, no han podido ir a la escuela y ahora, los centros que ofrecen actividades de verano, se convierten en un espacio para el reencuentro con iguales aún más importante que en veranos pasados. Los niños necesitan relacionarse con otros niños y niñas y seguir aprendiendo, aunque de manera diferente a como lo hacen en la escuela. Esta necesidad es especialmente remarcable en los niños y adolescentes que se encuentran en situaciones más vulnerables porque, en este caso, estas actividades se convierten en una oportunidad para evitar una desconexión total de los aprendizajes organizados. Atendiendo a esta situación, la Fundación Jaume Bofill ha propuesto a los ayuntamientos catalanes -especialmente a los de más de 10.000 habitantes- que inviertan 500 euros por cada niño vulnerable para garantizar que tengan acceso a 80 horas de actividades de verano. Estas medidas deberían llegar a 300.000 niños y adolescentes que, según la Bofill, son los que están en riesgo de pobreza.

Saven the Children ha publicado un informe donde demuestra la desigualdad que se ha producido entre los niños durante el confinamiento por coronavirus y reclama -como lo hacen otras organizaciones y entidades- un plan de choque. Ahora que la oferta educativa no escolar (o no curricular, para ser más exactos) se reanuda, existe la sensación de que, desde la Administración, no se está prestando suficiente importancia a esta oferta, especialmente en estos momentos. El cambio de criterios tan frecuente no ayuda y parece que cueste encontrar el punto de equilibrio entre las medidas preventivas necesarias y la necesidad de una flexibilidad que permita desarrollar las actividades con la máxima normalidad posible. Es importante que haya pautas a seguir pero también lo es que sean razonables y verdaderamente viables. Si no fuera así, se pondría a los responsables de las actividades de verano en una situación de estrés que no sería buena para nadie.