miércoles, 26 de junio de 2019

INNOVACIÓN DOCENTE


Este es el último tema de la conferencia sobre cómo mejorar la docencia en una titulación universitaria (la entrada anterior es del 12 de junio del 2019). Después de hablar de la formación en competencias, de la relación entre teoría y práctica, de los aprendizajes profundo y superficial, de la evaluación, de la interdisciplinariedad / transversalidad y del aprendizaje autónomo, cierro con la innovación docente, el requisito para afrontar cambios para la mejora. La innovación es el paso necesario para impulsar buenas prácticas. Se trata de un proceso nuevo, planificado y del cual se hace la evaluación que debe ser sostenible en el tiempo (novedades que no cuentan con los mínimos para poderse mantener creo que no se deben etiquetar propiamente como una innovación). ¿Qué facilita los procesos innovadores? La deliberación y participación de los implicados, la percepción por parte del usuario o usuaria de la innovación de que ésta satisface sus necesidades, la suma de pequeños y progresivos cambios, el conjunto de propuestas surgidas de los usuarios. En cambio, la dificulta el sentirse solo (sensación de insularidad docente), la percepción de que el esfuerzo que supone innovar no aporta beneficios o aporta pocos, las dificultades generadas por el sistema (falta de tiempo, normativas...) y la falta de recursos específicos.

En el análisis de una titulación concreta destaqué como puntos fuertes la sensibilidad por la innovación por una parte relevante del profesorado, las iniciativas para intercambiar y poner experiencias en común y las experiencias innovadoras (algunas ya consolidadas como buenas prácticas docentes) en algunas asignaturas. Como retos de mejora apuntaba las dificultades para mantener algunas innovaciones, la necesidad de consensuar entre los y las docentes sobre qué y cómo innovar y las trabas para trabajar en equipo docente porque mucho profesorado no tiene dedicación exclusiva. Como tema para el debate propuse el siguiente: ¿Cómo se puede generar un sistema que facilite un trabajo en equipo docente para poder consensuar y desarrollar innovaciones docentes?

miércoles, 19 de junio de 2019

DOCENCIA DEMASIADO TRADICIONAL EN LA UNIVERSIDAD


A mediados de mayo, la Xarxa Vives presentó el informe Ser estudiante universitario hoy, elaborado a partir de las respuestas en línea de 40.000 estudiantes de veintidós universidades de Cataluña, Comunidad valenciana y Baleares. El estudio aporta varios datos de interés pero ahora me centro en la cuestión de la metodología docente. Los estudiantes ponen de manifiesto que contrasta su familiaridad con las tecnologías digitales con la preponderancia en la Universidad de un sistema donde aún impera la clase magistral (quizás podríamos decir: expositiva), la toma de apuntes y unos exámenes bastante tradicionales. Según los resultados, en un 59,7% de las asignaturas la metodología es tradicional, en un 34% las metodologías son activas (participación del estudiante, trabajos en grupo, evaluación continua) y en el 5,3% hay innovación (clase inversa, ludoficación, cursos en línea..).

Los porcentajes mencionados hablan por sí mismos. Aunque, poco a poco, va cambiando, este cambio a la Universidad le cuesta mucho. Sería equívoco atribuirlo sólo a resistencias por parte del profesorado; el grave problema que tienen algunas universidades por la escasa renovación generacional de los y las docentes, la falta de estabilidad y el alto porcentaje de profesorado a tiempo parcial seguro que no ayudan nada al cambio metodológico. Una de las claves para hacer este cambio es trabajar en equipo docente y esto se hace muy difícil con la situación en que se encuentra el profesorado. No parece, sin embargo, que nadie ponga manos a la obra para mejorar significativamente la situación.

miércoles, 12 de junio de 2019

APRENDIZAJE AUTÓNOMO


Sigo con los temas que propuse, en una conferencia, para mejorar la docencia en una titulación universitaria (la entrada anterior sobre estos temas la hice el 15 de mayo del 2019). Abordo hoy una cuestión que me parece central en la educación y, aún más, en la formación universitaria: el aprendizaje autónomo. La autonomía en el aprendizaje debe considerarse un tema muy relevante porque aprender es desarrollar la capacidad de ser cada vez más autónomo en la dirección del propio proceso de aprendizaje y sólo se aprende a ser autónomo practicando la autonomía. Cuando hablamos de esta cuestión hay que tener en cuenta que hay grados de autonomía: desde la toma de algunas decisiones sobre el propio aprendizaje a la responsabilidad de tomar decisiones con entidad. El reto debe ser acompañar al estudiante para que sus decisiones puedan ser cada vez de mayor entidad. No es un tema fácil: ¿sobre qué se puede proporcionar autonomía (elección de actividades, sistema de evaluación, contenidos de aprendizaje...)?

Hoy en día se habla de la necesidad de personalizar el aprendizaje y se entiende que esta necesidad es una exigencia del concepto de ecología del aprendizaje pero hay concepciones diferentes sobre estas cuestiones. Me pareció interesante el Dossier de Graó: La personalización del aprendizaje, publicado en 2018 y coordinado por César Coll. En esta publicación, entre otras cosas, se comenta que la personalización del aprendizaje consiste en ayudar al estudiante a aprender pero se va más allá y se plantean algunos interrogantes: ¿la personalización también debe querer decir respetar sus intereses, objetivos y opciones de aprendizaje? Este interrogante tiene relación con la compaginación del proyecto personal y del proyecto institucional en el proceso de formación, un tema que ha tratado muy bien Núria Giné. Aún se puede añadir que si, como ocurre en algunas titulaciones, se considera importante formar en la participación y en el empoderamiento, fomentar la autonomía es indispensable para ser coherentes con lo que se dice que se quiere fomentar.

En el análisis específico de una titulación, señalé como puntos fuertes el hecho de que la educación superior, por sus características, fomenta de entrada cierto grado de autonomía y que, algunas asignaturas, han incluido planteamientos en esta línea. Como retos de mejora, apuntaba que a menudo la enseñanza es muy directiva y esto dificulta el desarrollo de la autonomía para aprender y que es un tema que, por su entidad y transversalidad, pide una reflexión global a nivel de grado. Para enfocar el tema, propuse debatir sobre qué, cuándo y con qué margen debería poder decidir el estudiante en lo que se refiere a su proceso de aprendizaje.

miércoles, 5 de junio de 2019

ACERTAR CON LA ESCUELA


Como abuelo, estoy viviendo la inquietud de unos padres que deben matricular por primera vez a su hija en una escuela, en la clase de P3 (primer curso del segundo ciclo de Educación Infantil). La primera dificultad fue decidir qué escuelas se solicitarían (hasta 10, ordenadas) en el proceso de preinscripción, teniendo en cuenta la oferta de la zona donde residen. Después había que esperar el sorteo para ver si había suerte con la escuela solicitada en primer lugar, teniendo en cuenta que la demanda es más alta que la disponibilidad de plazas. Si no hay suerte, entonces hay que esperar a ver cuál es la escuela adjudicada desde la Administración. Días de inquietudes porque, claro, los padres quieren la mejor opción posible para su hija. En medio de este proceso, empieza otro para preinscribir a la hermana pequeña, en este caso en la guardería o jardín de infancia, con el agravante de que la oferta pública en este tramo de edad es bastante reducida.

Acertar con la escuela es importante porque la niña se pasará en ella muchas horas aprendiendo. Y, por supuesto, se trata de que aprenda bien y con un modelo de sociedad y de persona compartidos con los padres y, además, que la vivencia escolar sea una vivencia feliz. Es cierto que la relación con los padres pesará mucho pero si la escuela ayuda, mucho mejor. También es cierto que, a la hora de la verdad, influirá mucho la maestra o el maestro concreto que tenga pero una escuela con un buen proyecto y un buen trabajo en equipo docente da más garantías. Esto de hacer de padres provoca bastantes inquietudes. Los abuelos quizás lo vemos con una perspectiva que nos ayuda a relativizar un poco, especialmente si somos del mundo de la educación, como es el caso... pero a ver si hay suerte.