martes, 28 de abril de 2020

EL DESCONFINAMIENTO EN ITALIA


El pasado domingo, 26 de abril, en España, niños y niñas de hasta 14 años pudieron salir un rato a la calle después de mes y medio encerrados en casa. Para el próximo 2 de mayo, se anuncia que las personas adultas podremos salir, solas, a caminar o hacer deporte. Sin entrar aquí en valoraciones de cómo se está llevando el tema por parte del gobierno español -que ha asumido la dirección única, sin querer delegar nada a las comunidades autónomas, y, por tanto, tiene toda la responsabilidad- lo cierto es que el panorama comienza a pintar un poco mejor, aunque siempre con el riesgo repetidamente anunciado de una recaída.

Italia, uno de los países más afectados, con una cultura social similar a la española y donde la epidemia se detectó antes que en España, tiene previsto que desde el 4 de mayo se puedan hacer desplazamientos para visitar a familiares muy cercanos (rellenando un formulario explicando los motivos del desplazamiento); las mascarillas serán obligatorias en espacios cerrados (las recomiendan para los espacios públicos pero no las podrán exigir por falta de stocks); se podrá caminar y hacer deporte; también funerales con un máximo de 15 personas y con la distancia de seguridad; y las empresas podrán reabrir. El 18 de mayo, en Italia, se abrirán las tiendas y los museos (con cuotas de entrada y distanciamiento social) y volverán los entrenamientos deportivos. El 1 de junio, podrán abrir bares y restaurantes (con el 50% de capacidad y dos metros de separación entre las mesas) y reabrirán peluquerías (con mascarillas obligatorias para los trabajadores y para la clientela). En principio, son buenas expectativas. Esperemos que todo vaya bien.


PS. La información sobre el plan de desconfinamiento de Italia lo he extraído de https://www.youtube.com/watch?v=hcothdcEtgk&t=549s

,un sitio que, en ocasiones, consulto para seguir el tema del coronavirus.
 

miércoles, 22 de abril de 2020

NIÑAS Y NIÑOS ENCERRADOS EN CASA


Francesco Tonnucci es un conocido psicopedagogo italiano (y dibujante, con el seudónimo de Frato) que impulsa La ciudad de los niños: se trata de que las ciudades tengan espacios públicos donde los más pequeños puedan jugar y desarrollarse en libertad. Las ciudades actuales están pensadas para cubrir las necesidades de las personas adultas pero no de los niños y niñas. Ahora que el confinamiento por coronavirus ha dejado espacios libres, la infancia no puede salir de las paredes de su casa y, en nuestro país, esta situación ya hace un mes y medio que dura. Son muchos los expertos que alertan sobre las consecuencias que este confinamiento puede tener para la infancia, especialmente para los niños y niñas de 2 a 7 años. Aunque las situaciones familiares son muy diversas, muchos niños y niñas están pasando una situación de estrés que les puede pasar factura. No poder estar en contacto con compañeros ni con su profesorado (un referente adulto importante), no poder salir de casa para jugar y correr y el hecho de no acabar de entender qué está pasando, puede generar ansiedad y frustración porque aún no se dispone de las herramientas emocionales para afrontar la situación. Todo esto se agrava en familias monoparentales, cuando los niños y niñas se encuentran en entornos con poca seguridad o en familias vulnerables, en niños con trastornos ... Cuando padres y madres que ahora están teletrabajando vuelvan al trabajo presencial y las escuelas no reabran muchas situaciones se complicarán.

El debate social que se está generando presiona las decisiones gubernamentales y, el pasado viernes, el presidente del gobierno español anunció que -si no hay novedades- desde el próximo lunes niños y niñas podrán salir un rato. A ver si se confirma y cómo se organizan estas salidas... Ahora ya se empieza a hablar de que los adultos también necesitan salir, pero este es otro tema.

miércoles, 15 de abril de 2020

CON INCERTIDUMBRE Y MIEDOS


Hemos pasado una semana de Pascua muy especial. Sin procesiones ni ningún acto en la calle. Desde hace algo más de un mes estoy confinado con mi mujer, hija, yerno y las dos nietas de tres años y medio y de algo más de un año. El viernes mi hija hizo el tradicional bacalao del viernes santo; hasta ahora, nos lo hacía la suegra pero está confinada, sola, en su casa. Nos llegó un paquete del padrino de las niñas para montar una mona de Pascua. Ahora, hija y yerno vuelven a trabajar on line.

Tratamos de celebrar los días, con las limitaciones que supone no poder salir de casa y, sobre todo, intentamos no perder la moral. Repetimos que no nos podemos quejar porque hay quien lo está pasando mal con la situación de confinamiento y otros que se están dejando la piel para atender las urgencias... por no hablar de los que no pueden superar la infección. Ahora estamos todos un poco intranquilos porque el Gobierno ha decretado que pueden volver a funcionar trabajos no esenciales y no tenemos claro que esto no pueda provocar un rebrote. Vivimos en plena incertidumbre y con miedos.

miércoles, 8 de abril de 2020

NO NOS TOCA MÁS REMEDIO QUE HACER DOCENCIA A DISTANCIA


Mientras observo, desde casa, las calles vacías tan impropias de un Domingo de Ramos, pienso en cosas buenas que nos puede haber aportado la situación que estamos viviendo. Quizás una de ellas, es que el profesorado se ha visto obligado a hacer una inmersión en la docencia no presencial. Compañeros y compañeras me comentan que están teniendo dificultades para adaptarse a esta nueva manera de trabajar pero que lo están haciendo. El curso presencial en la Universidad catalana parece finalizado y no sería extraño que pasara lo mismo en el resto del sistema educativo. Por tanto, no hay alternativa: hay que hacer docencia no presencial. Quizás este cambio obligado, pueda suponer en el futuro una mayor armonía entre la presencialidad y la no presencialidad, más allá de colgar documentos en un campus virtual.

En una publicación reciente que he coordinado, a la que ya hice referencia en una entrada anterior de este blog (Planificación de la docencia universitaria. Barcelona: Octaedro - ICE UB), se dedica un capítulo a hablar de la semipresencialidad y, entre otras cosas, se apunta que:
El diseño semipresencial comporta optar por una manera distinta de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de aprovechar las posibilidades de los entornos virtuales para favorecer el aprendizaje autónomo del estudiante.
(...)
Planificar una asignatura o parte de ella como semipresencial comporta tener en cuenta las siguientes consideraciones:
a)    En el plan docente tienen que estar claramente descritas las actividades presenciales y las no presenciales y, en el programa, tienen que especificarse las características de estas actividades y los plazos para su realización
b)    Tiene que preverse un sistema de comunicación virtual entre alumnado y profesorado y entre el propio alumnado.
c)    Los materiales de apoyo al aprendizaje tienen que ser ajustados a las características de la semipresencialidad.
d)    La evaluación del proceso de aprendizaje debería incluir evidencias que se recojan presencialmente y evidencias fruto de las actividades virtuales. Es recomendable que las actividades no presenciales también tengan peso en la calificación final.
e)    El seguimiento tutorial por parte del docente podrá hacerse presencialmente o a distancia. En todo caso, debe quedar claramente especificado en el plan o guía docente de la asignatura.
Algunas de estas consideraciones no se pueden aplicar por la excepcionalidad de la situación actual pero, tal vez, se pueden tener en cuenta para aprovechar lo ocurrido para, más adelante, dar más peso y más sentido a la no presencialidad en nuestras asignaturas.