La notica ha llegado cuando aún tenemos algunos profesores que no han firmado su contrato por lo que hay clases que no se están impartiendo. Esta situación es una pequeña muestra del grave problema con el que nace esta Facultad: el porcentaje de profesorado estable es muy bajo y no parece de recibo que la Facultad de Educación tenga que sustentarse, en gran parte, con profesorado asociado. Por otra parte, la continuidad de algunos docentes que han terminado su periodo de profesorado lector está en el aire. Y todo ello cuando ya hace días que el curso ha empezado.
El nacimiento de la Facultad debería ser motivo de gozo pero cuando la situación docente es tan preocupante se hace difícil estar todo lo felices que deberíamos. El profesorado es esencial para que la Facultad llegue a ser un centro de calidad docente e investigadora y aquí tenemos gravísimos problemas debido a las durísimas restricciones en este capítulo. Existe la sensación generalizada de que, en estas condiciones, el presente es difícil y el futuro más que incierto. Lo es por razones objetivas pero también por la sensación de desánimo que cunde a menudo entre el profesorado. Empezamos con mal pie.
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