sábado, 11 de febrero de 2012

TALLER SOBRE MATERIALES CURRICULARES

Los pasados jueves y viernes he estado en el ICE de la Universidad de Zaragoza, impartiendo un taller sobre Materiales curriculares a profesorado de esta Universidad. Mientras en la calle hacía bastante frío, hemos pasado ocho horas, en dos medias jornadas, trabajando sobre este tema. En esta ocasión, el taller se prolongará en una actividad a distancia de aplicación de lo que hemos ido desarrollando.

En los talleres, siempre me parece muy importante dedicar un tiempo a reflexionar sobre el papel mediador de los materiales curriculares en la relación educativa y sobre las diferentes funciones que pueden cumplir. Para que los materiales se conviertan en un recurso al servicio del proyecto docente, es necesario analizarlos y, en función de este análisis, tomar decisiones sobre su elaboración, selección y/o uso. Este análisis es más fácil si contemos con indicadores, desde la perspectiva de cómo responden a las intenciones formativas, como facilitan el proceso de aprendizaje, como atienden a la diversidad y cuales son sus aspectos formales.

Para analizar los materiales, propongo ubicarlos en la secuencia formativa, viendo a qué fase corresponden (inicial, de desarrollo o final) y qué funciones cumplen y podrían cumplir, tanto desde el punto de vista docente como desde el punto de vista del estudiante.

Las ideas que se han desarrollado en este taller ya fueron recogidas en un libro que coordiné, titulado Materiales para la docencia universitaria, editado por Octaedro/ICE UB, 2005. De su introducción (pp. 11-13), extraigo los siguientes fragmentos:

 Ante un panorama nuevo que parece intuirse en la Universidad, lo cierto es que entre las demandas de formación del profesorado se manifiesta un notable interés por tratar sobre cómo mejorar el diseño de materiales curriculares (materiales de uso para el alumnado para ayudar a su aprendizaje) y sobre cómo ‘hacer’ materiales para el aprendizaje autónomo de los y las estudiantes”.

“Los materiales cumplen una función mediadora entre el o la docente y el alumnado, una función que en ocasiones va incluso más lejos de la intencionalidad del propio profesorado”.

“Para diseñar materiales docentes pueden tenerse en cuenta consideraciones diversas pero, en todo caso, los materiales deben ser coherentes, por un lado, con las intenciones formativas que se pretenden y, por el otro, con las concepciones sobre el aprendizaje de las que se parte y con las características del contexto".

“La coherencia con los objetivos y los contenidos es fundamental ya que la enseñanza universitaria es intencional y los materiales son un recurso que debe estar al servicio de estas intenciones”.

“El segundo referente para la toma de decisiones de cara a elaborar un material o de cara a seleccionarlo entre una oferta existente o a establecer criterios sobre como utilizarlo, es el psicopedagógico: las características del contexto y las concepciones sobre como se produce el aprendizaje de las que se parte. Según sean estas concepciones, los elementos que deberán ponerse en juego para facilitar el proceso de aprendizaje serán unos u otros”.

“Los materiales se ubicarán en una secuencia formativa, a lo largo de la cual se irán desarrollando los contenidos a enseñar. El diseño de esta secuencia debería incluir elementos que ayuden al alumnado a construir su aprendizaje. Los materiales ocuparán una parte de la secuencia y cumplirán determinadas funciones dentro de ella (por ejemplo: presentar el tema a tratar, proponer una evaluación inicial, informar sobre determinados contenidos, proponer actividades de aplicación, etc.)”.

“Uno de los cambios más significativos a los que hemos asistido en los años más recientes en la Universidad –y en general en la sociedad- es el papel cada vez más relevante que van adquiriendo las tecnologías de la información y la comunicación. Hoy en día ya no puede hablarse de materiales curriculares sin incluir los materiales electrónicos y el diseño de entornos virtuales de aprendizaje”.

“Aunque los materiales curriculares sólo son un recurso que ayuda al profesorado en su tarea docente, lo cierto es que un diseño adecuado de ellos puede facilitar mucho el proceso de aprendizaje de las y los estudiantes universitarios que es lo que, en definitiva, debe preocuparnos. Es por ello que pensar sobre los materiales, reflexionar sobre su diseño, analizar como mejorarlos, debe ser una tarea relevante para el profesorado… aún a riesgo de que la reflexión sobre el medio nos lleve a plantearnos otras reflexiones sobre el conjunto del proceso de enseñanza y aprendizaje en la Universidad. Si ello sucediera no debería sorprendernos porque la complejidad de la docencia no permite aislar los materiales del resto de la acción formativa”.

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