miércoles, 29 de febrero de 2012

HUELGA EN LAS UNIVERSIDADES CATALANAS: DILEMAS

Hoy se ha convocado jornada de huelga en las universidades públicas catalanas. Aunque, tal como está el panorama, el impulso que a uno le surge es el de sumarse a la huelga, creo que el profesorado universitario tiene la obligación de tomar las decisiones de manera reflexiva. Por lo tanto, hay que analizar que es lo que se pide con esta huelga.

Aquí la cosa se complica. Por una parte, me parece palmario que estamos asistiendo a un ataque que puede llevar a la Universidad pública a un callejón de difícil salida. Las decisiones a raíz de la crisis económica actual están poniendo en grave peligro los servicios públicos, y la Universidad no se escapa de esta situación. Es por ello que hay que estar alerta y no restar impasibles ante políticas que pueden ahogar nuestra Universidad.

Si esto es así, ¿que es lo que puede poner en cuestión la oportunidad de sumarse a la huelga? Lo que hace dudar son las reivindicaciones concretas que se esgrimen. Algunas de estas reivindicaciones tienen un aire excesivamente corporativista, olvidando que la Universidad necesita un cambio (pero no cualquier cambio, naturalmente) y parecen no considerar que, además de los problemas que tienen las personas que están trabajando, nos encontramos en un contexto social  donde el problema más grave es que cada día que pasa hay más personas sin posibilidad de tener un trabajo.

¿Hay que hacer huelga? La decisión no es fácil. Tenemos que defender la Universidad pública pero ¿tenemos que defender el modelo actual de Universidad pública? Más allá de la decisiòn que tome cada persona, la jornada de huelga podría ser una buena oportunidad para poner encima de la mesa que los universitarios y universitarias nos deberíamos implicar en un debate sobre el modelo de Universidad, un debate nada fácil en el estado de desánimo colectivo que parece invadirnos y cuando las autoridades académicas no muestran tener mucho interés en suscitarlo. Para mí, estas son cuestiones de fondo sobre las que deberíamos posicionarnos. Si no lo hacemos, alguien lo hará por nosotros y difícilmente lo impedirá el que en la Universidad se haga o no clase.

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