miércoles, 11 de septiembre de 2019

"PRESUPUESTO DEL BIENESTAR"


Mientras los medios de comunicación se llenan de noticias trágicas (cambio climático, violencia machista, crisis migratoria...), a finales de julio leí una que no sé dónde irá a parar pero que, de entrada, me ha parecido interesante: el gobierno de Nueva Zelanda de la laborista Jacinda Arden presentó el primer presupuesto del bienestar. Este presupuesto implica que todos los gastos nuevos deben promover una de las cinco áreas prioritarias del Gobierno: mejora de la salud mental, reducción de la pobreza infantil, abordaje de las desigualdades que sufren los indígenas maoríes, prosperar en la era digital y transitar a una economía sostenible medioambientalmente y baja en emisiones. Se trata de una decisión que concuerda con la opinión de expertos que proponen priorizar las mejoras de calidad de vida individual frente de los intereses económicos. Ya hace unos años, en 2008, el reino de Bután institucionalizó el índice de felicidad nacional en su Constitución.

 

El bienestar, entendido en el sentido de sentirse bien y satisfecho con uno mismo y contento de la vida que se vive depende de múltiples factores: la salud, la profesión, las relaciones sociales, la tranquilidad económica, la sensación de poder alcanzar las propias metas... Plantearse favorecer este bienestar como meta política de un gobierno creo que ayuda a recuperar la confianza en las instituciones.

La decisión del gobierno de Nueva Zelanda ha suscitado críticas de la oposición y han aparecido opiniones un poco escépticas por miedo a que todo se quede en buenas intenciones. Veremos, pero que un gobierno se plantee prioridades enfocadas al bienestar personal de la población por encima de los intereses económicos es una buena señal en este mundo tan convulso y creo que vale la pena aprovecharlo para hablar sobre la cuestión de fondo.

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