miércoles, 12 de abril de 2017

PASCUA



Esta semana el profesorado tenemos las vacaciones de Pascua. En mi entorno universitario, los últimos días he oído más de un comentario -y más de dos- sobre la necesidad que uno tiene de estos días no laborables en pleno semestre: "estoy esperando semana santa para desconectar", esta es una idea muy arraigada. Y no sé si es bueno. Lo que no sé si es bueno es que se necesite tanto "desconectar" porque da la sensación de que, los otros días, quizás estamos demasiado "conectados", demasiado atareados (estresados, se dice ahora). Estos días festivos se ven como una escapatoria y es triste que tengamos que “escapar" del trabajo, especialmente cuando tenemos un trabajo como el nuestro.

Entiendo que aprovechemos los días de Pascua para cambiar el ritmo y hacer algunas cosas diferentes pero de ahí a tener la sensación de "huir" del trabajo hay un paso. Claro, el pasado viernes (el día antes de comenzar estas vacaciones), por ejemplo, llegué a la Universidad a las ocho y media de la mañana y terminé la clase de Master a las nueve de la noche. Esto no está muy bien montado pero también es cierto que tenemos otros días en los que nos podemos organizar como nos parezca. Creo que el problema principal radica en el (mal) trato que la institución universitaria da, en estos momentos, a su profesorado. La "fuga" de semana santa es un síntoma, un mal síntoma. Al menos, disfrutamos de estos días.

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