miércoles, 5 de abril de 2017

LA BUROCRACIA NOS HA INVADIDO



A menudo tengo oportunidad de recordar algunas páginas de Kafka o un cómic de Astérix y Obélix donde los personajes iban rebotados de una ventanilla a la otra para intentar hacer un trámite. Lo recordaba, por asociación de ideas, cuando hace pocos días tuve el placer de formar parte de una comisión evaluadora para una plaza de profesorado agregado de mi departamento universitario. Fue un placer por el hecho de que hubiera una plaza de profesorado a tiempo completo (hay muy pocas) y por la buena exposición de la aspirante.

Era el secretario de la comisión y, como tal, tuve que gestionar el proceso administrativo: desde tener que ir personalmente a recoger la documentación y a devolverla una vez realizada la prueba (en el otro extremo de la ciudad
) a tener que asegurarme de que los miembros de la comisión cumplimentaban todos los impresos: 39! Treinta y nueve impresos rellenados y firmados (la mayoría por todos y cada uno de los cinco miembros de la comisión). Treinta y nueve impresos para una opocisión en la que sólo se presentaba una candidata. Seguramente no es fácil encontrar el punto justo entre las garantías jurídicas y el sentido común pero rellenar y firmar 39 impresos me parece exagerado. Más se lo parecía a un miembro de la comisión que venía de Inglaterra y que, al final, se sorprendió de que con tantos impresos no hubiera ninguno para recoger la opinión de la comisión sobre cómo se podría mejorar el proceso.

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