miércoles, 16 de noviembre de 2016

SOCIEDADES MULTICULTURALES



Ahora que Trump acaba de ganar las elecciones a la presidencia de Estados Unidos, creo que es un buen momento para reproducir parcialmente un texto, que leí en el diario Ara el pasado septiembre, reproducido de The New York Times, escrito por los alcaldes de Nueva York , París y Londres, sobre la inmigración. Este tema se ha convertido en uno de los principales retos que, como sociedad, debemos saber afrontar y, en la escuela y otras instituciones educativas, tenemos que tratarlo porque es una cuestión clave de cara a configurar la sociedad actual y futura. Adoptar una posición con relación a la cuestión de las personas que llegan a nuestro país no es fácil porque es un tema complejo, pero no lo podemos obviar.


Nuestros inmigrantes, nuestra fuerza

Como alcaldes de tres grandes ciudades del mundo -Nueva York, París y Londres-, instamos a los líderes mundiales reunidos en las Naciones Unidas a tomar medidas decisivas para ofrecer apoyo y refugio a los que huyen de los conflictos armados.

Esta semana se han reunido en Nueva York los líderes mundiales para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, y el primer lugar del orden del día lo ocupa una crisis de refugiados de una gravedad que no se veía desde de la Segunda Guerra Mundial. La cumbre de las Naciones Unidas sobre refugiados y emigrantes y la cumbre de líderes sobre refugiados del presidente Obama constituyen un punto de inflexión que sitúa bajo el foco de la atención mundial la necesidad de dar una respuesta eficaz a una crisis humanitaria cada vez peor .

La perspectiva compartida por nosotros tres se basa en un conocimiento realista de los peligros que afrontamos. Después de que un artefacto explosivo estallara este fin de semana en el barrio neoyorquino de Chelsea y después de otros atentados perpetrados en ciudades de todo el mundo, reconocemos que la seguridad de todos los ciudadanos es de máxima importancia en sociedades grandes, abiertas y democráticas. Pero es un error calificar de radicales y peligrosos los colectivos de inmigrantes y refugiados. Según nuestra experiencia, el activismo violento es muy poco frecuente. Así pues, tenemos que mantener unas políticas inclusivas de reasentamiento para combatir la creciente ola de lenguaje xenófobo que se esparce por todo el mundo. Este lenguaje sólo agravará la marginación de los colectivos inmigrantes sin darnos más seguridad a cambio.

Como alcaldes de tres grandes ciudades del mundo -Nueva York, París y Londres-, instamos a los líderes mundiales reunidos en las Naciones Unidas a tomar medidas decisivas para ofrecer apoyo y refugio a los que huyen de los conflictos armados y también a los inmigrantes que huyen de la penuria económica, y también les pedimos que ayuden a los que ya han asumido esta tarea.

Nosotros, por nuestra parte, también haremos lo que esté en nuestras manos. Nuestras ciudades se comprometen a continuar luchando por la inserción social. Y precisamente por ello ofrecen unos servicios y programas que ayudan a todos los residentes, incluyendo los diferentes colectivos inmigrantes, a sentirse bienvenidos, con el objetivo de que todo el mundo se considere parte integrante de nuestras grandes ciudades.
En Nueva York y en París, por ejemplo, ha tenido un gran éxito la iniciativa del carné de identidad municipal: ha fomentado el sentido de pertenencia entre los inmigrantes y ha facilitado el acceso a servicios como las cuentas bancarias y las prestaciones sociales de los veteranos de guerra, y recursos municipales, como las bibliotecas e instituciones culturales. En menos de dos años más de un 10% de la población total neoyorquina se ha inscrito en el programa para el carné de identidad municipal, conocido como IDNYC, que se ha hecho merecedor de grandes elogios de una diversa amalgama de miembros de la comunidad, activistas y socios institucionales.

Programas como el IDNYC contribuyen a construir ciudades más seguras porqué los inmigrantes y refugiados saben que las autoridades los tienen en cuenta y los reconocen. El cuerpo de policía de Nueva York fue un socio fundamental para poner en marcha este programa: los vecinos son más propensos a denunciar los delitos si disponen de algún tipo de identificación reconocida por las fuerzas del orden. En París, nuevas medidas -como la carta citoyenne y el presupuesto participativo, que permite a los parisinos decidir cómo se asigna un porcentaje del gasto anual de la ciudad- ofrecen a todos los habitantes, sin ningún tipo de restricción, la oportunidad de intervenir en la vida cívica y convertirse en actores locales.

Invertir en la integración de los refugiados y los inmigrantes no es sólo correcto, sino que es también la alternativa más inteligente. Los refugiados y otros residentes nacidos en el extranjero nos aportan unas habilidades que nos hacen falta y que potencian la vitalidad y el crecimiento de las economías locales. Además, hace mucho tiempo que su presencia beneficia nuestras ciudades.

En Nueva York casi la mitad de los propietarios de las pequeñas empresas son inmigrantes que contribuyen al fisco y crean nuevos puestos de trabajo para los otros neoyorquinos. Londres puso en marcha recientemente una campaña publicitaria, #LondonIsOpen, que da a conocer historias de éxito similares, vividas por tres millones de londinenses nacidos en el extranjero que contribuyen a la creatividad, vitalidad y espíritu emprendedor de la ciudad.

Nuestras ciudades también están a la vanguardia de las iniciativas para ayudar a los que huyen de la violencia o de la persecución a ponerse en contacto con los servicios que más necesitan, que a menudo los salvan la vida. París es uno de los primeros grandes municipios que ha instalado un centro de refugiados en el corazón de la ciudad. A partir de octubre, el centro ofrecerá a 400 refugiados servicios y artículos de primera necesidad, así como apoyo administrativo. Nueva York ha enviado representantes del Ayuntamiento al tribunal de inmigración para ayudar a los miles de niños que llegan solos desde Centroamérica pidiendo asilo a ponerse en contacto con los principales servicios sociales, como los sanitarios y los educativos. El año pasado los distritos de Londres ayudaron a más de 1.000 niños no acompañados que solicitaban asilo, y el Ayuntamiento está desarrollando nuevas formas de colaboración con los diferentes colectivos para ofrecer apoyo a los refugiados reasentados.

Sabemos que las políticas que respetan la diversidad y promueven la inclusión dan buenos resultados. Hacemos un llamamiento a los líderes mundiales para que, durante la cumbre de esta semana, adopten este espíritu de bienvenida y colaboración en beneficio de los refugiados de todo el mundo. Nuestras ciudades se han unido en el llamamiento para la inclusión. Es lo que nos corresponde como ciudadanos de ciudades diversas y prósperas .

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