miércoles, 23 de septiembre de 2015

¿PARA QUÉ SOCIEDAD ESTAMOS EDUCANDO?

En La Vanguardía del pasado 30 de agosto, Xavier Ferràs se refiere a un libro publicado por McKinsey Global Institute, No ordinary disruption: the four global forces breaking all the trends, donde se argumenta que "el mundo está inmerso en una transición similar a la revolución industrial, a una velocidad dos veces superior, sobre una base de población 300 veces mayor y con un impacto 3.000 veces más elevado ".

El autor apunta que se están produciendo "transformaciones radicales, de las que los medios de comunicación apenas se hacen eco, pero que cambiarán dramáticamente en los próximos 25 años, la forma en que vivimos, producimos, consumimos y nos relacionamos".


Este camino hacia el cambio se debe a cuatro grandes fuerzas que convergen y se realimentan entre ellas:
·        las megaciudades: "la mitad del crecimiento económico previsto hasta el 2025 estará concentrado en unas 400 grandes urbes, especialmente en Asia, Latinoamérica y África. (...) En dos décadas, 3.000 millones de nuevos consumidores emergerán de los países en desarrollo. Soportar este ritmo de urbanización tendrá un impacto dramático en la demanda de materias primas ".
·        El envejecimiento global: "si la tendencia actual continúa, hacia el 2050 (...) Europa tendrá el doble de jubilados que de niños. Y el déficit demográfico se expandirá en China, India y Latinoamérica a medida que estas sociedades entren en el juego económico global y accedan a la educación y la sanidad. (...) Hoy el 60% de la población mundial ya está en zonas de decrecimiento demográfico ".
·         la interconexión total: "el sistema comercial global se expande en Asia y penetra velozmente en África".
·        el cambio tecnológico: "todo estará sensorizado. Para saber cuántas cervezas tenéis en la nevera o dónde están las llaves del coche sólo tendréis que preguntárselo a Google".



El autor apunta que se están produciendo "transformaciones radicales, de las que los medios de comunicación apenas se hacen eco, pero que cambiarán dramáticamente en los próximos 25 años, la forma en que vivimos, producimos, consumimos y nos relacionamos".


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