viernes, 1 de mayo de 2015

NEPAL






El pasado mes de enero estuvimos en el Nepal. Visitamos la escuela Nepal-Catalunya, nos extasiamos con el Himalaya, visitamos muchos lugares (algunos declarados Patrimonio de la Humanidad), constatamos la pobreza existente en esta tierra, conocimos (algo) una cultura muy distinta de la nuestra y tuvimos la oportunidad de charlar con personas del país. Ahora recibimos las noticas del terrible terremoto que ha segado miles de vidas, ha destruido muchas de las rudimentarias viviendas del país y ha convertido en escombros algunos de sus tesoros artísticos.

Los terremotos son frecuentes en el Nepal e inciden duramente en una población sin los recursos que en otros lares permiten disminuir su impacto. Como en ocasiones anteriores, volverán a levantar sus edificios, a reconstruir sus templos y a penar por la muerte de parientes y amistades en los crematorios públicos que tanto sorprenden al visitante occidental. Volverán a levantarse para seguir viviendo en condiciones difíciles, siempre expuestos -como en otras zonas del mundo- a una nueva manifestación de la devastadora fuerza de la naturaleza.

Vivimos en un mundo caracterizado por el dominio cada vez mayor de la humanidad sobre la naturaleza, un dominio que encarna a su vez muchos riesgos. Vivimos también en un mundo con desigualdades extremas. Países como el Nepal gozan y sufren con otro tipo de relación con la naturaleza.

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