lunes, 11 de noviembre de 2013

CUANDO MENOS TE LO ESPERAS...

Esta madrugada, un ataque de riñón por una piedra que ha crecido en su interior y ha decidido moverse me ha impedido cumplir con la agenda de hoy: he dejado colgados a los y a las estudiantes que me esperaban en la clase de las ocho y media de la mañana y al claustro y a un grupo de trabajo de un instituto del sur de Cataluña donde tenía que ir para una sesión de asesoramiento. Al margen de que mi esposa ha tenido que ir a buscar una farmacia de guardia y atenderme en mis manifestaciones de dolor en lugar de disfrutar del merecido descanso. Cuando esto sucede, no puedo evitar sentirme culpable, aunque sea un sentimiento poco racional... como muchos sentimientos, por otro lado.

Cuando de imprevisto te sientes débil y se te trastocan todos los planes, te das cuenta de la importancia de la salud y de cómo estamos vendidos ante su quebrantamiento. A menudo no somos suficientemente conscientes del placer de sentirnos física y mentalmente bien. Nos cuesta detenernos para valorar lo que tenemos y quizás no percibimos como deberíamos las dificultades de otras personas.

Y todas estas reflexiones por un simple -doloroso, esto sí- ataque de riñón.

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