martes, 1 de octubre de 2013

MALTRATO AL PROFESORADO (reflexiones a raíz de una publicación)

Hace poco ha aparecido el libro Enseñar y aprender en la Universidad escrito por profesorado del grupo de investigación del que formo parte, el EMA (Entornos y materiales para el aprendizaje). Creo que sus capítulos abordan cuestiones nucleares sobre los nuevos retos de los procesos de enseñanza - aprendizaje en la Universidad, como la innovación, el aprendizaje colaborativo, la relación entre investigación y aprendizaje, la evaluación para el aprendizaje (capítulo del cual me he encargado conjuntamente con Núria Giné), el papel y las posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación, el trabajo en red y la diversidad de estrategias metodológicas.

 

 
Me parece que, en conjunto, es una aportación interesante pero cuando lo leía no podía evitar pensar en el desánimo que, estos días, capto en mi entorno profesional y en las dificultades de todo tipo para avanzar hacia una Universidad que forme mejor a sus estudiantes. En muchas ocasiones da la sensación de que sólo la fuerza de voluntad del profesorado -de una parte del profesorado- y su testarudez para no renunciar al reto de ayudar al alumnado, de revisar la propia práctica para mejorarla, de colaborar con otros docentes... es la que hace posible seguir avanzado o, como mínimo, no retroceder excesivamente.

El profesorado es una pieza esencial y es por ello que me entristece y me irrita -que las dos cosas son compaginables- como se le está tratando en el contexto de la crisis actual. Los discursos grandilocuentes sobre la importancia de las personas en la Universidad a menudo chocan frontalmente con las políticas reales que se aplican. Si el profesorado, cada vez más maltratado, abandona, entonces estamos perdidos. Y no sólo es un problema de la enseñanza superior.

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