miércoles, 23 de octubre de 2013

EL DEPORTE COMO RECURSO SOCIOEDUCATIVO


Hace unos días (El Periódico de 17 de octubre de 2013) la prensa se hacía eco de que "niños indígenas mexicanos que juegan descalzos a baloncesto hacen historia" al ganar un campeonato infantil con la participación de equipos de siete países.  El equipo lo constituyen niños indígenas de Oaxaca, una de las zonas más pobres de México.


 
El torneo, celebrado en Argentina, era el Festival Mundial de Mini-Baloncesto, que desde el año 2010 impulsa la Federación Internacional de Baloncesto "para dar oportunidades de desarrollo a la población infantil de zonas pobres de la región". 
 
Uno de los entrenadores ha comentado que los niños de este equipo (conocidos como "los ratones descalzos de México")  aunque reciben unas zapatillas cuando ingresan en el equipo, muchos de ellos juegan descalzos porque, para ellos, es normal no tener zapatos. También subraya que, desde sus impulsores, el baloncesto se ve como una oportunidad: "los pequeños (actualmente 35 niños y 5 niñas) deben tener buenas notas y hablar su lengua nativa".
 
La noticia nos recuerda el potencial de las actividades deportivas para el trabajo y la educación social con infancia desfavorecida y en situación de riesgo social. En nuestro entorno se desarrollan diversas experiencias en esta línea que ayudan a mejorar la situación de la parte más desfavorecida de la población. Aprovechar el eco social y mediático del deporte -en nuestras latitudes especialmente el futbol- para la intervención socioeducativa se ha mostrado como un recurso educativo potente y es una manera muy distinta de concebir el juego deportivo en equipo, con valores y potencialidades profundamente alejados de los que a menudo vemos en ciertos deportes profesionales muy mediáticos.
 
 
 
 
 
 
 

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