martes, 19 de marzo de 2013

HE LEÍDO...

Este bloc se titula Acompañar procesos de aprendizaje. Quizás uno de los mejores libros sobre acompañamiento educativo sea Frankenstein Educador, de Philippe Meirieu (Laertes, 2007).

El monstruo del doctor Frankenstein le sirve al autor para cuestionar el mito de la educación como fabricación:

“Lo normal es que la persona que se construye frente a nosotros no se deje llevar, o incluso se nos oponga, a veces, simplemente, para recordarnos que no es un objeto en construcción sino un sujeto que se construye” (pág. 73).

El texto presenta ideas claves sobre el proceso educativo como acompañamiento y lo hace poniendo el dedo en la llaga que se genera en muchas situaciones educativas. Por ejemplo, cuando trata de la reacción del educador o educadora ante conductas disruptivas:

“La tentación de la exclusión es, claro está, muy fuerte: echando a los “bárbaros”, quizá podamos ejercer correctamente el oficio de enseñante: si nos librásemos de los que no conocen “el oficio de alumno” (Perrenoud, 1994), de los que salen de clase, sin permiso, para beber y vuelven al cabo de media hora después de despachurrar dos carteras y romper tres cristales, o incluso, más banalmente, de los que no saben que tienen que traer el material de trabajo a la escuela y que no hay que interrumpir al profesor mientras habla… entonces podríamos enseñar tranquilamente, ¡y quizás, incluso, practicar la didáctica o aplicar una pedagogía diferenciada! Pero los propios enseñantes saben muy bien que aquí, como en todas partes, la exclusión es siempre un signo de fracaso, y que sella un abandono: los alumnos más desfavorecidos, los que no han tenido la suerte de aprender, gracias al entorno familiar, las claves del éxito escolar, son los que pagan el pato; su exclusión de la escuela se suma a sus desventajas sociales y los devuelve a la calle, donde su futuro puede ser negro. Por eso ningún educador digno de ese nombre puede aceptar la exclusión como solución a sus dificultades” (pp. 73-74).

Acompañar educativamente es ayudar a crear un espacio de seguridad en el que el educando o educanda pueda aprender con la “garantía de poder tantear sin caer en el ridículo, de poder equivocarse y reempezar sin que su error se le gire durante largo tiempo en contra” (pág. 81).

Un libro para leer… y releer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario