miércoles, 10 de junio de 2020

SEGURIDAD A COSTA DE LIBERTAD


La pandemia que ha trastornado nuestras vidas ha tenido y tiene dimensiones diversas. Hay tres que me parecen muy destacadas, aunque hay más y también muy relevantes, como por ejemplo los trastornos que puede ocasionar el confinamiento o el trato que ha recibido la gente de más edad. Entre las tres que quiero destacar hay dos de las que se ha hablado mucho: la sanitaria y la económica. Hay un tercer aspecto, sin embargo, que me parece muy importante y al que no se le ha prestado suficiente atención: la restricción de la libertad y de derechos de las personas por parte del Estado. Ha parecido que la epidemia permitía dejar en suspenso derechos que han costado muchos años y muchas luchas para conseguirlos: la libertad de movimientos, de reunión... ¿Hasta qué punto la emergencia sanitaria que nos han contado lo justifica?

Hace días que quería hablar de esto y un foro reciente (Barcelona Tribuna, organizado por la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País y el diario La Vanguardia) me ha animado a hacerlo. En este foro, el Dr. Marc Antoni Broggi, presidente del Comité de Bioética de Cataluña, manifestó que "la pandemia nos ha planteado problemas éticos fundamentales" y que hay que recuperar los derechos suspendidos "tan pronto como la seguridad lo permita". Según leo en La Vanguardia del pasado 29 de mayo, también "expuso su preocupación por el peligro para la intimidad de las personas que suponen algunas medidas sobre las que se debate abiertamente en las sociedades occidentales como el seguimiento a través de la geolocalización de nuestros dispositivos móviles, el control de los síntomas de la enfermedad o los carnés de inmunidad". El dilema seguridad o libertad no es nuevo, y en este blog he hablado sobre esto alguna vez, pero la emergencia que hemos vivido ha llevado la situación a un extremo. Se trata de un dilema porque es un problema que tiene dos soluciones pero ninguna de las dos es completamente aceptable. No me parece una cuestión menor y quizás debería estar más presente en la agenda social, también en la educativa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario