miércoles, 15 de abril de 2020

CON INCERTIDUMBRE Y MIEDOS


Hemos pasado una semana de Pascua muy especial. Sin procesiones ni ningún acto en la calle. Desde hace algo más de un mes estoy confinado con mi mujer, hija, yerno y las dos nietas de tres años y medio y de algo más de un año. El viernes mi hija hizo el tradicional bacalao del viernes santo; hasta ahora, nos lo hacía la suegra pero está confinada, sola, en su casa. Nos llegó un paquete del padrino de las niñas para montar una mona de Pascua. Ahora, hija y yerno vuelven a trabajar on line.

Tratamos de celebrar los días, con las limitaciones que supone no poder salir de casa y, sobre todo, intentamos no perder la moral. Repetimos que no nos podemos quejar porque hay quien lo está pasando mal con la situación de confinamiento y otros que se están dejando la piel para atender las urgencias... por no hablar de los que no pueden superar la infección. Ahora estamos todos un poco intranquilos porque el Gobierno ha decretado que pueden volver a funcionar trabajos no esenciales y no tenemos claro que esto no pueda provocar un rebrote. Vivimos en plena incertidumbre y con miedos.

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