Ahora que estamos terminando el año reviso la
documentación que he ido acumulando para tener material donde escoger cuando
tengo que hacer mi entrada semanal en este blog. Lo cierto es que he acumulado
muchos temas de interés: la evolución
del movimiento de renovación o de innovación pedagógica que se está
viviendo en Cataluña, sus puntos fuertes y algunas dudas; la satisfacción por
los últimos resultados de las escuelas españolas en el informe PISA,
probablemente tan exagerada como lo era el extremo negativismo cuando los
resultados eran peores; el pesimismo que manifiestan en las encuestas los
jóvenes españolas a la hora de buscar trabajo; el insuficiente gasto en
educación en España; las preocupantes bolsas de pobreza; la alerta de la ONU
ante el auge del fascismo en Europa y Estados Unidos; la posibilidad de un
pacto educativo en España (vamos a ver...); el inicio del debate sobre la
posibilidad de extender la educación obligatoria hasta los 18 años, entre
otros.
Tal cantidad de temas relevantes alrededor de
la educación y del contexto social en que ésta se desarrolla es, por un lado,
positivo, puesto que pone estos temas en el debate social pero, por otro lado,
es preocupante porque muchas de estas cuestiones retratan una realidad poco favorecedora del optimismo. Esta cantidad de temas tiene un riesgo: que la aparición de nuevas
cuestiones de manera continuada convierta en caducos asuntos que no deberían
desaparecer del debate social. Volveré a algunas de las cuestiones antes
apuntadas pero me ha parecido que también es importante detenerse en algún
momento para revisar todo lo que hay encima de la mesa.
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