miércoles, 21 de septiembre de 2016

UNA SEMANA EN DOMINICANA



He pasado, de nuevo, una semana en Sto. Domingo (República Dominicana) impartiendo dos asignaturas en un máster (maestría, lo llaman allí) de evaluación educativa. Como la primera vez que fui, en febrero, la implicación de los y las estudiantes ha sido alta.



Hay a quien le gustan estos viajes de trabajo. De entrada, no es mi caso y es por eso que soy reticente a hacerlos (por motivos diversos, entre ellos porque ya tengo bastante trabajo en mi contexto) pero cuando has tomado la opción de desplazarte, la experiencia suele ser muy gratificante. Lo es por la sensación de que puedes aportar algo (mucho menos de lo que parece, seguramente) a la formación docente de personas de estos países y lo es por las vivencias que tienes en una sociedad que contrasta, en muchas cosas, con la nuestra. Estos viajes siempre te hacen pensar. Si, como ha sido en mi caso, además te encuentras con un grupo humano con el que hay sintonía, vuelves a casa cansado pero con el corazón satisfecho. Vuelves consciente de que poner en marcha procesos de mejora docente no les será nada fácil pero que las voluntades puestas en común pueden conseguir dar pasos adelante. ¡Suerte, compañeras y compañeros dominicanos!

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