En Cataluña se está
produciendo un movimiento de base en la educación que recuerda la eclosión de
escuelas activas de finales y de después del franquismo, donde, entre otros, se
recuerda el movimiento de las escuelas del CEPEPC (Colectivo de escuelas
por la Escuela Pública Catalana).
El nuevo movimiento, Escolanova 21, reúne cada vez más centros (¡se ha recibido la petición de adscripción de más de 600 escuelas!) con el "convencimiento de que la educación mejora a través de la colaboración, el intercambio y el aprendizaje mutuo: entre alumnos, entre maestros, entre escuelas y entre sociedades". Es por esto que este movimiento pretende" crear un ecosistema educativo avanzado que intercambie, que aprenda, que mejore su trabajo y que ayude al cambio educativo de todo el sistema". Las escuelas que forman esta red quieren "contribuir a que todos los niños y jóvenes disfruten de un aprendizaje relevante y con sentido".
El sistema educativo está pasando un momento difícil, fruto de políticas que han parecido más dirigidas a llevarlo hacia atrás que a facilitar un avance. Habrá que esperar a ver cómo evolucionan las cosas pero Escolanova 21 puede suponer un momento de inflexión, el inicio de un cambio de fondo para mejorar la educación, recuperando una tradición innovadora y progresista que en otros momentos había caracterizado a la escuela catalana. Es un sorbo de esperanza en un momento en que nos hacía bastante falta.
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