martes, 9 de junio de 2015

LA HORA DE LA EVALUACIÓN



En el último número de la revista Aula de Secundaria (nº 13, mayo-junio 2015, pp. 20-25) se publica una entrevista a Stephan Ball que lleva por título “Educar o medir”.  Ahora que se acerca el final de curso, cuando más preocupados estamos profesores y profesoras por la necesidad imperiosa de calificar al alumnado, mediante una evaluación acreditativa que siempre resulta altamente compleja y que no siempre es fácil relacionar coherentemente con la evaluación continuada, quiero recoger un par de comentarios de Ball. La primera se refiere directamente a la evaluación y a la calificación y, quizás, resulte sorprendente para aquellos que tanto criticaron aquella época en que no se ponían notas en primaria y sólo se indicaba si el alumno progresaba o necesitaba mejorar:

"... la mayor parte de los países escandinavos no ponen notas a los niños y niñas hasta que no tienen 15 años. Pueden escribir notas en sus trabajos, comentarles en qué pueden mejorarlos; pero no ponen notas porque no creen que sea realmente útil ni sirva tampoco para motivarlos, sino todo lo contrario: las malas notas afectan a la autoestima (...) Hay que hacer una evaluación del progreso educativo, sin un objetivo extrínseco" (pág. 23).

Es interesante. Aquí, como es conocido, el ministro español de educación ha optado por algo totalmente opuesto.

Ball también manifiesta una opinión –no es el primero que la sustenta- que se refiere a un proceso que me parece muy preocupante:

"Creo que los maestros son intelectuales públicos muy importantes (..) De forma creciente, no obstante, se les está convirtiendo en técnicos que aplican programas y pedagogías prescritas por otros" (pág. 23).

Da para pensar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario