martes, 6 de mayo de 2014

LA BRECHA ENTRE RICOS Y POBRES CADA VEZ ES MAYOR

Un informe internacional ha puesto de manifiesto que España es el país de la OCDE donde ha aumentado más la desigualdad económica con la crisis, a raíz especialmente de los altos índices de paro y de que el sistema de protección social ha proporcionado peores coberturas a los menos protegidos. Entre 2007 y 2010 los ingresos de la población española más pobre cayeron un 14% de media anual, mientras que en ningún otro país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la caída superó el 10% y sólo en cinco de ellos fue superior al 5%. Por el contrario, las pérdidas de ingresos de la población más rica (sólo de un 1%) son las mismas que en la media de la OCDE. Estos datos cuantifican una realidad social que podemos ver en nuestras calles y complementan las denuncias formuladas por diversas ONG.

 
Lo que ocurre en la sociedad no es por azar ni por causas desconocidas; es fruto de decisiones humanas y de valores y de un sistema cultural y social determinados. Lo que ocurrirá en la sociedad de aquí unos años también dependerá de las decisiones de personas y de los valores y los parámetros culturales predominantes. Los que nos dedicamos a la educación sabemos que su influencia es relevante para que las cosas, en un futuro, sean de una o de otra manera. Esta influencia es precisamente la que explica las políticas educativas y la dificultad para llegar a consensos sobre el sistema educativo.

 
Cada equipo docente tiene también una cuota de responsabilidad y una influencia en el tipo de educación de los educandos y educandas. Como que no puede existir la educación neutra (lo que dista mucho de que la educación tenga que adoctrinar) y como en las decisiones que tomamos los y las docentes y en el currículum oculto que transmitimos estamos influyendo en los capacidades, los valores y las actitudes de educandas y educandos, es muy importante que la institución y sus equipos docentes reflexionen sobre para qué modelos de persona y de sociedad estamos educando. De no hacerlo, corremos el riesgo de estar sirviendo de correa de transmisión de los modelos que interesan a quiénes detentan el poder real en nuestra sociedad.   

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