lunes, 7 de enero de 2013

UN NUEVO AÑO POR DELANTE

Hemos inaugurado 2013 y lo hemos hecho oyendo por doquier deseos de que sea un año mejor que su predecesor, aunque somos conscientes de las dificultades que se nos avecinan.

La vida social se nutre de tradiciones y costumbres a las que nos agarramos para no perder nuestras señas de identidad, nuestra historia y aquello que nos sirve para compartir. La entrada en un nuevo año está cargada de sentimientos y de sensaciones que impregnan a la colectividad, en mayor o menor medida, incluso aunque desde el intelecto seamos conscientes de cierta irracionalidad en todo ello. Los seres humanos somos mucho más que puro intelecto y en momentos como estos ello se hace evidente.

Estos días nos deseamos un feliz año y quizás sea bueno que este deseo vaya un poco más allá de las palabras y quizás del simple convencionalismo. Es evidente que el año será para cada uno de nosotros y nosotras mejor o peor en función de muchos factores, bastantes de ellos externos a nuestra voluntad. Sin embargo, creo que también es cierto que nuestra manera de vivir y enfrentarnos a las situaciones, así como las expectativas que tengamos, influirán en como sea el año para cada uno.

Es en este sentido que, cuando empieza un nuevo año, me gusta recordar unas palabras de Gramsci: “tenemos que combinar el pesimismo de la razón con el optimismo de la voluntad”.  Me parece que vale la pena pensar un momento en esta cita.

Feliz año, dentro de lo posible.

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