miércoles, 9 de septiembre de 2020

CON LA EDUCACIÓN ESCOLAR NO BASTA

 Leí que la ministra de educación española recomendaba no hacer actividades extraescolares porque, al juntarse niños y niñas que no conviven habitualmente, se incrementa el riesgo de contagio del virus que está cambiando nuestras vidas. Aquí, de nuevo, nos encontramos en la dualidad entre derecho a la educación y más seguridad sanitaria. Parece que tanto el gobierno español como los de las diferentes autonomías del Estado han asumido que el derecho a la educación es clave y que, por tanto, las instituciones escolares deben funcionar y hacerlo, en lo posible, con enseñanza presencial. Hay que minimizar el riesgo sanitario pero se ha de aceptar un cierto riesgo a cambio de garantizar el funcionamiento del sistema educativo. Y este funcionamiento debe ser con docencia presencial (la Educación Superior parece que va por otros caminos) porque se ha constatado que un número importante de familias no tienen el equipamiento necesario para poder seguir correctamente una educación a distancia; que, en muchos casos, las condiciones del hogar dificultan mucho este tipo de educación; y que hay familias con poca formación y pocos recursos culturales lo que no permite que padres y madres puedan jugar satisfactoriamente el rol que necesariamente les corresponde en una educación no presencial.

Parece que la conciencia sobre esta situación es bien presente entre los que tienen la responsabilidad de tomar decisiones en estos momentos tan difíciles. Lo que sucede es que, actualmente, la educación escolar es un importante componente del medio cultural pero la formación integral de la infancia y la adolescencia también depende de la familia, de las redes sociales, de las amistades... y también de las actividades extraescolares, de esparcimiento y comunitarias. La educación no termina cuando finaliza el horario lectivo. Es más, en una sociedad donde todo el mundo tiene el derecho y la obligación de pasar por la escuela, el acceso a la educación fuera del tiempo lectivo se convierte en una pieza clave para la equidad y la igualdad de oportunidades. Las dificultades de acceso a este tipo de actividades pueden ser una importante fuente de desigualdad social. Hay que buscar opciones que disminuyen el riesgo sanitario pero limitar la educación organizada al tiempo lectivo escolar no es la mejor decisión. No es una opción justa para una parte de la población.

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