La
contra
de La Vanguardia a menudo lleva entrevistas interesantes. La del pasado 27 de
agosto a Milad Doueihi, "crítico de
la transhumanización digital", es una buena muestra. Dice cosas como las
siguientes:
"Nuestro entorno está totalmente modificado por la tecnología, y esto también ha cambiado la percepción que tenemos de nosotros
mismos".
"Hoy estamos convergiendo con la
inteligencia artificial y cada vez nos cuesta más
distinguir nuestra mente de sus prótesis: el GPS,
los smartphones y
todo tipo de ordenadores ..."
"Las máquinas se están independizando de nosotros y cada vez interactúan más
entre ellas sin nuestra mediación, por lo que adquieren su propia inteligencia y
cierta autonomía".
"El último absoluto es el cuerpo. Y nos piden
que nos disolvamos en la máquina y sintamos
y pensemos con ella".
"De momento aún tenemos las bibliotecas, las hemerotecas y las
discotecas y videotecas analógicas,
pero, poco a poco, todos nuestros
testimonios del pasado irán siendo
digitalizados y gestionados
por inteligencia artificial".
"Google es el dios escondido de nuestros días,
y su pretensión de
digitalizar todas las bibliotecas del planeta me parece peligrosa".
"Hoy Geogle ya
gestiona la memoria y el olvido
(...). Los archivos de hoy, si continuamos así,
acabarán convertidos en el lugar donde las cosas ya no están ni en el
recuerdo, y las que haya sólo
serán en una nube que no gestionaremos nosotros.
Y eso es peligrosísimo ".
Lo que dice Doueihi no es ciencia ficción.
Todo parece indicar que vamos hacia aquí. El otro día hablaba con mi hijo sobre
si acabaríamos teniendo implantadas en nuestro cuerpo las herramientas
tecnológicas pero, quizás, la diferencia no sería tanta porque muchas personas
están firmemente unidas a estas herramientas, como podemos constatar mirando a
nuestro alrededor... o quizás a nosotros mismos.