martes, 17 de junio de 2014

HACÍA ATRÁS



El pasado fin de semana una manifestación en Barcelona (dicen de unas 25.000 personas) reivindicó la escuela catalana. Es decir, un modelo educativo que ha servido desde hace muchos años para fomentar el aprendizaje y la cohesión social en Cataluña. Desde hace meses estamos asistiendo a un importante movimiento en las islas Baleares en contra de la reforma impuesta por el gobierno autonómico.

¿Qué está sucediendo? ¿Cómo puede ser que docentes, estudiantes y familias debamos volver a luchar por lo que se consiguió después de la desaparición de Franco? Parece que hayamos retrocedido en el tiempo y no sólo en educación. En lugar de ir adelante, de avanzar a partir de lo construido, innovando y mejorando en un reto de progreso constante, en el momento actual nos encontramos en un impasse, en una situación en la que hay que movilizarse por lo que ya creíamos resuelto.

En este movimiento en Cataluña y las Baleares el tema de la lengua es central porque la lengua es un elemento identitario fundamental pero también porque es algo nuclear para la inclusión social. Aún así, sería un error pensar sólo en el tema lingüístico puesto que el retroceso que se pretende imponer va mucho más allá, atañe a la función inclusora de la institución escolar.

Quizás alguien puede pensar que desde los gobiernos implicados no se es consciente de ello pero, desde mi punto de vista, lo más preocupante es que creo que son plenamente conscientes y que están utilizando la escuela al servicio de determinados intereses donde la educación no importa por si misma; se concibe sólo como un instrumento al servicio de un modelo de sociedad que nadie se atreve a defender en público. Pero existir, existe… y explica mucho de lo que está sucediendo.

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