La decisión supone adaptarse a una sociedad en la cual las tecnologías son preeminentes pero, a mi entender, escribir a mano proporciona una sensación distinta que hacerlo a máquina (teniendo en cuenta la relación entre pensamiento y lenguaje ello no es anecdótico) y favorece una escritura más reflexiva, más íntima, menos mecánica. El ritmo más lento nos permite hacer más propio lo que escribimos, irlo construyendo paso a paso. Evidentemente, para los correos y para tareas más o menos burocráticas la computadora supone un gran avance. Para notas más personales y para observaciones y reflexiones sigo utilizando la pluma estilográfica o el lápiz, según los casos.
El debate está servido porque si algo se mueve en la educación finlandesa, algo se moverá en nuestros debates educativos.
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