El
pasado 7 de noviembre supimos que Colita renunciaba al premio Nacional de
Fotografía por la política desarrollada por el Ministerio de Educación, Cultura
y Deportes, que como es sabido tiene al ministro Wert al frente. En su carta de
renuncia, la fotógrafa decía que “La situación de la cultura y la educación en
España, cómo expresarlo, es de pena, vergüenza y dolor de corazón” y que “Así,
pues, de momento, sr. Wert, no me apetece salir con vd. en la foto”.
Pocos
días antes, el 30 de octubre, conocimos que Jordi Savall no aceptaba el premio
Nacional de Música, en la modalidad de interpretación, concedido por el mismo
ministerio, puesto que la distinción procede de una institución que es
responsable del “dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa
y la promoción del arte y de sus creadores”.
No
recuerdo donde leí que, a este paso, el ministro será recordado como Wert el
rechazado. Quizás Wert pueda pensar qué algo está sucediendo con su política
aunque, por lo que le conocemos, no parece probable. Aparenta mucha seguridad
en sus decisiones y no da la sensación de importarle demasiado lo que piensen
quienes no piensan como él… al menos, mientras que al Partido Popular no se le
termine la mayoría absoluta, lo que parece estar a la vuelta de la esquina.
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