Tras recorrer 100 kilómetros cada
una, cinco "Marchas por la libertad" con miles de personas
confluyeron en Barcelona el pasado 18 de octubre mientras se desarrollaba una
huelga general con diferentes grados de afectación, miles de estudiantes se
manifestaban por unos calles mientras que por otras lo hacían los estibadores
del puerto; otra concentración obligaba a cerrar las visitas a la Sagrada
Familia ... Por la tarde una inmensa concentración reunió a más de medio millón
de personas en Barcelona y a muchos miles en otras ciudades catalanas. Era el
quinto día de manifestaciones multitudinarias y pacíficas; también ha habido
algunos grupos violentos que han hecho destrozos en las ciudades y se han
enfrentado con la policía. Los días siguientes han seguido las movilizaciones.
Millones
de catalanes (y no sólo los independentistas) están muy indignados por la
sentencia del Tribunal Supremo que el 14 de octubre condenó a políticos y
líderes sociales independentistas a penas que, en conjunto, suman casi 100 años
de prisión. No sé que pasará a partir de ahora pero Cataluña y España tienen un
problema gravísimo y no parece que haya ningún puente de diálogo, menos aún
cuando nos encontramos en periodo pre-electoral. Hoy tenía que escribir sobre
esto porque estos días la situación que estamos viviendo los catalanes impregna
nuestra vida. Era de prever que una sentencia tan fuerte para personas que no
han cometido ningún acto de violencia y la condena por sedición provocaría un
estruendo en Cataluña. Con la represión, sin un diálogo que tenga en cuenta la
complejidad de la situación, no se ve una perspectiva de disminución del
problema; quizás todo lo contrario.
PS. El pasado 21 de octubre el Claustro de la Universidad
de Barcelona aprobó el manifiesto que reproduzco en la siguiente entrada, por
111 votos a favor, 6 en contra y 7 en blanco.
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