Desde hace un tiempo, en Europa está
cayendo el nivel de vacunación mientras se ha ido desarrollando un movimiento
antivacunas. Según el Eurobarómetro de abril del 2019, un 38% de los europeos
manifiestan que creen que las vacunas pueden provocar las enfermedades contra
las que se supone que deben proteger. Por otra parte, durante la primera mitad
del 2019 se han detectado en Europa 90.000 casos de sarampión más que en todo
el 2018.
La
prensa se hizo eco de la reunión, el pasado 12 de septiembre, de más de 400
expertos en la primera cumbre mundial sobre vacunación organizada por la Unión
Europea y la Organización Mundial de la Salud (OMS) que constataron que,
mientras en algunos lugares del mundo mueren personas por falta de vacunas, en
Europa "hay personas que ponen en peligro su vida y la de los demás
rechazándolas".
La polémica en torno a las vacunas
enfrenta percepciones diferentes y la escuela no puede evitar encontrarse en
medio de la controversia porqué, en su papel educador (de la infancia pero
también, de paso, de las familias), su posición sobre esta cuestión tiene
trascendencia. Sería una irresponsabilidad tomar opción sin haberse documentado
el máximo posible y haber valorado cuidadosamente cómo se debe posicionar
porque la educación sanitaria también pasa por los centros escolares... y con
la salud no se puede jugar.
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