Almorcé con unos amigos y, entre
otros, salió el tema de los hijos e hijas y de si aún vivían o no en casa, con
sus padres. Esta cuestión iba ligada a otras como a qué edad máxima deberían
ponerse a trabajar o cómo se gestionaba el tema de las pagas familiares
mientras no trabajaban. Los datos nos dicen que, en España, un 65,1% de la
juventud entre 16 y 34 años sigue viviendo en el hogar familiar, según la
Encuesta de Población Activa (EPA) del 2018. Entre los 30 y los 34 años,
todavía viven con la familia más de 1 de cada 4 jóvenes (el 28,6%) y entre los
25 y 29 años más de la mitad (el 59,2%).
Ahora
dicen que se acerca una recesión económica, lo que no ayuda precisamente a
pensar que la situación puede cambiar mucho... o cambiará incrementando aún más
las dificultades para emanciparse. Tener una buena formación favorece las
posibilidades de dejar el núcleo familiar como las favorece el desarrollo de la
autonomía personal. Aquí, la educación tiene una función aunque el contexto no
ponga las cosas fáciles.
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