Este blog se
toma las vacaciones de verano. Después de unos meses difíciles por una pandemia
que nos ha trastornado a todas y todos, tocan unos días de descanso... si el
virus no nos sigue alterando la vida más de lo que ya se prevé. Vivimos un
verano diferente al de años pasados porque tenemos que convivir con medidas
de protección (mascarilla, distancia social, higiene extrema) y porque no
sabemos qué puede ir pasando. Parecía que el verano podía ser un paréntesis y
que teníamos que esperar al otoño para ver cómo incidía el coronavirus pero
eso, ahora, ya no está tan claro.
Sin embargo,
es importante no dejarse llevar por una despreocupación del todo irresponsable
y nada solidaria pero tampoco por un miedo excesivo que nos impida disfrutar de
la vida. El punto medio siempre es difícil y genera inseguridades pero no nos
queda otra que intentar encontrarlo. No podemos cerrar los ojos a lo que está
pasando pero tampoco podemos encerrarnos en una cáscara: no podemos pretender
vivir sin riesgos porque, entonces, no viviríamos plenamente. Además,
necesitamos coger fuerzas para poder afrontar con más vitalidad lo que, tal
vez, nos vendrá después del verano. Disfruta tanto como puedas pero no olvides
llevar a cabo las acciones para protegerte y para proteger a los demás. Vive el
verano y cuídate.
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