Mientras
observo, desde casa, las calles vacías tan impropias de un Domingo de Ramos,
pienso en cosas buenas que nos puede haber aportado la situación que estamos
viviendo. Quizás una de ellas, es que el profesorado se ha visto obligado a
hacer una inmersión en la docencia no presencial. Compañeros y compañeras me
comentan que están teniendo dificultades para adaptarse a esta nueva manera de
trabajar pero que lo están haciendo. El curso presencial en la Universidad
catalana parece finalizado y no sería extraño que pasara lo mismo en el resto
del sistema educativo. Por tanto, no hay alternativa: hay que hacer docencia no
presencial. Quizás este cambio obligado, pueda suponer en el futuro una mayor
armonía entre la presencialidad y la no presencialidad, más allá de colgar documentos
en un campus virtual.
En una
publicación reciente que he coordinado, a la que ya hice referencia en una
entrada anterior de este blog (Planificación de la docencia universitaria.
Barcelona: Octaedro - ICE UB), se dedica un capítulo a hablar de la
semipresencialidad y, entre otras cosas, se apunta que:
El
diseño semipresencial comporta optar por una manera distinta de organizar el
proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de aprovechar las posibilidades de
los entornos virtuales para favorecer el aprendizaje autónomo del estudiante.
(...)
Planificar
una asignatura o parte de ella como semipresencial comporta tener en cuenta las
siguientes consideraciones:
a)
En el plan docente tienen que estar claramente descritas
las actividades presenciales y las no presenciales y, en el programa, tienen
que especificarse las características de estas actividades y los plazos para su
realización
b)
Tiene que preverse un sistema de comunicación virtual
entre alumnado y profesorado y entre el propio alumnado.
c)
Los materiales de apoyo al aprendizaje tienen que ser
ajustados a las características de la semipresencialidad.
d)
La evaluación del proceso de aprendizaje debería incluir
evidencias que se recojan presencialmente y evidencias fruto de las actividades
virtuales. Es recomendable que las actividades no presenciales también tengan
peso en la calificación final.
e)
El seguimiento tutorial por parte del docente podrá
hacerse presencialmente o a distancia. En todo caso, debe quedar claramente especificado
en el plan o guía docente de la asignatura.
Algunas de
estas consideraciones no se pueden aplicar por la excepcionalidad de la
situación actual pero, tal vez, se pueden tener en cuenta para aprovechar lo
ocurrido para, más adelante, dar más peso y más sentido a la no presencialidad
en nuestras asignaturas.
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