El pasado domingo, 8 de marzo, se celebró el día internacional de la Mujer
con manifestaciones y actos diversos. Esta celebración reciente puede ser una buena
excusa para preguntarse, en los centros educativos, porque hay un día como este
y reflexionar sobre la necesidad de ir mucho más allá de una fecha concreta en
esta cuestión. Hay que hablar de ello porque lo que no se analiza y se vive
como cotidiano y repetido se convierte en normal. Hoy en día podemos manejar
muchos datos para analizar, contrastar y reflexionar sobre el papel de la mujer
en nuestra sociedad (y en otras), sobre su progreso pero también respecto del
camino que aún queda por recorrer para una situación equitativa, no
discriminatoria.
Hay datos que podemos consultar en fuentes diversas pero también hay los
datos y observaciones que pueden proporcionar las educandas y los educandos de
su realidad cercana. Datos sobre la conciliación, el lenguaje que se utiliza,
lo que se considera aceptable en un hombre y no en una mujer (por ejemplo: el
carácter duro y cierta agresividad), la violencia física y psíquica hacia las
mujeres, el paternalismo y el control... Hablar de ello puede no ser
suficiente pero lo que está claro es que no si no se habla se contribuye a
mantener una situación injusta en muchos aspectos.
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