Hace unos días se presentó el
estudio Adolescentes 2013: hacia una
correcta formación y autonomía en el consumo realizado por Keepunto y la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En este informe se señala que el
84% de padres y madres "premian de manera irresponsable el comportamiento
de sus hijos adolescentes" con la paga semanal. También se destaca la
falta de una cultura del esfuerzo "que les lleve a conseguir sus objetivos
por méritos propios". El 62,1% de los adolescentes no reciben ningún tipo
de asignación sino que van pidiendo dinero a sus padres cuando lo necesitan.
En el informe se señalan otros datos interesantes
pero quiero destacar que no estudiar, no hacer los deberes o sacar malas notas
es motivo para el 51% de padres y madres para retirar la paga pero a la hora de
la verdad sólo lo hace realmente un 30%. Estos datos evidencian acciones por
parte de los padres que se pueden considerar poco coherentes: entre lo que se
dice y lo que se hace, entre la necesidad de una motivación intrínseca y la
realidad de una pretendida motivación extrínseca, entre la cultura de la
responsabilidad y la cultura de la presión externa...
Resulta demasiado fácil dar las culpas a las
familias y, en todo caso, esta culpabilización no nos lleva a ningún sitio.
Para cambiar este estado de cosas de las cuales los datos que comento son sólo
una pequeña muestra, es necesario construir una nueva cultura y mientras el
sistema educativo siga siendo un campo de batalla para las opciones políticas difícilmente
podremos avanzar en esta línea. De todas maneras, el diálogo entre los
educadores y las familias puede ser un buen camino. No es fácil, pero el
objetivo vale la pena. Claro que primero se requiere que los educadores se
pongan de acuerdo entre ellos, en el seno de las instituciones
educativas.
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