Ya hace varios años -unos cuantos largos-
publiqué algunos artículos e hice unas cuantas conferencias para padres y
madres sobre la convivencia de los niños y las niñas con la televisión. Lo
recordé cuando leí que había pedagogos que alertaban de la tendencia en los
hogares occidentales de mantener distraídos a los hijos con la serie infantil
del momento, sin que los padres estén presentes. La
alerta es porqué los niños hacen suyos patrones de conducta que observan en
estas series y, estos modelos, no siempre son positivos. Esta
alerta, que hizo el Colegio de Pedagogos de Cataluña (informe "Series
infantiles. Una aproximación de análisis pedagógico"), dice lo mismo que
algunos ya decíamos hace años. O sea, ¿que seguimos con la
misma situación? No,
ahora es peor, porque con el uso de tabletas y similares, el adulto aún está
menos presente para poder acompañar al niño o la niña en su proceso formativo. Sí,
formativo, porque con la televisión, las tabletas ... se está formando.
El estudio señala que series aparentemente
inocentes presentan experiencias cercanas a las que se puede encontrar un niño
o una niña en las que, por ejemplo, se muestra que con la tozudez o llorando se
pueden conseguir cosas, se desvaloriza el esfuerzo, se realiza "bullying",
se fomenta el sexismo... La oferta es la que es y la clave está en acompañar al
niño y ayudarle a ir desarrollando un sentido crítico ante lo que ve. Ayudar
a padres y madres a ser conscientes de esta cuestión es relevante porque, por
encima de todo, es un tema de actitud por parte de los progenitores. Y
no es una cuestión ni fácil de abordar (porque dejarlos delante de la
televisión es muy cómodo) ni de poca importancia.
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