El pasado 3 de
marzo estudiantes universitarios hicieron huelga y se movilizaron contra lo que
se ha venido a denominar el Decreto del 3+2. Cuando se reformaron todas las
titulaciones universitarias para adaptarlas al Espacio Europeo de Educación
Superior, el Estado español optó por grados de cuatro años y másteres de un
año: el 4 + 1 sustituyó a las anteriores licenciaturas y diplomaturas. Fue una
cuestión polémica porque en Europa se había optado, mayoritariamente, por el 3
+ 2: grados de tres años y dos años de máster. Poco antes de dejar el cargo, el
anterior ministro de educación del Partido Popular (de triste recuerdo) dejó un
decreto que establece que cada Universidad podrá decidir mantener el sistema
actual o pasar a tres años algunos de sus grados.
Desde el principio
ha sido una cuestión muy polémica y llena de interrogantes. En otro momento
quizás podamos tratar sobre algunos de estos interrogantes y sobre las
distintas opciones que existen, puesto que el 3+2 es sólo una de las
posibilidades. Ahora me centro en lo que preocupa más a los estudiantes: los
másteres son más caros que los grados y convertir lo que actualmente es el
último curso de un grado en el primero de un máster puede suponer un
encarecimiento de la matrícula. Hay que tener presente que la formación de
máster se ve como necesaria en el contexto laboral en que nos movemos.
Este encarecimiento
se sumaría al aumento de precios que recientemente experimentaron grados y másteres
y que ha supuesto incrementar las trabas para el acceso a la Universidad para
una parte de la población. Aunque se han oído voces, como la del Consejo
Interuniversitario de Catalunya, pidiendo que el posible cambio no suponga un
incremento del coste para el estudiante (el primer año de máster debería tener
el precio del grado), lo cierto es que hay escepticismo sobre esta posibilidad.
Los antecedentes no ayudan demasiado a que se crea creíble. Las Universidades,
para decidir su modelo, tendrán que considerar muchas cuestiones pero el tema
económico es más que importante y, en todo caso, va a teñir permanentemente el
debate.
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