Empiezo
esta sección en mi blog. Lo primero que he necesitado es un título. Al final he
optado por “la semana de un profesor universitario”, descriptivo y directo.
Cuando lo releo me doy cuenta de que ser profesor me define profesionalmente.
No sucede siempre así puesto que no son pocos los profesores que se
autoidentifican como médicos, historiadores, ingenieros… en lugar de cómo
docentes. En un estudio que hace años el profesor Fernández Pérez (1988)
realizó sobre las características que definen una profesión, señalaba como una
de ellas la autopercepción del profesional como tal, así como un cierto grado
de satisfacción con la tarea que realiza.
Imbernón (1994) señala que más que hablar de características de una profesión hay que hacerlo de “cultura profesional”. La cuestión es: ¿cultura profesional de profesor o de psicólogo o de abogado? Me parece una cuestión relevante porque esta identificación creo que tiene muchas consecuencias y explica algo de lo que pasa en la institución universitaria.
Miro
ahora por el retrovisor los últimos siete días. He compaginado la docencia de
una asignatura de educación social, la corrección y evaluación de los trabajos
realizados por el alumnado de un máster, la preparación de una solicitud para
una ayuda al desarrollo de proyectos de investigación, la participación en el
consejo de departamento para elegir al director del mismo, la tutorización de
estudiantes que están realizando el Trabajo de fin de grado, una conexión por
Skype con un doctorando colombiano a quién le dirijo la tesis doctoral, la
coordinación de un libro que estamos terminando sobre evaluación continua, la
convocatoria del grupo de innovación docente que coordino, una reunión del
grupo de investigación… No me quejo de un exceso de trabajo porque no creo que
un profesor universitario que disfruta como yo pueda hacerlo pero quizás la
dispersión y simultaneidad de frentes abiertos sean un poco excesivas.
Tengo
la sensación de que estoy permanentemente saltando de una cosa a otra, con el
riesgo de que las urgencias eclipsen un poco lo que es más importante. Y encima
aún me dedico a escribir en este blog.
Referencias:
FERNÁNDEZ PÉREZ, M. (1988) La profesionalización del docente.
Madrid: Escuela Española.
IMBERNÓN, F. (1994) La
formación y el desarrollo profesional del profesorado. Barcelona: Graó.
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