Se acercan las
fiestas de Carnaval y muchas escuelas y otras entidades educativas se preparan
para celebrarlas. En el Carnaval encontramos disfraces, máscaras, desfiles,
coplas y fiestas en entidades y en la calle. Aunque a lo largo del mundo se
celebra de diversas maneras, una característica común es la de ser un período
de permisividad y de un poco de descontrol.
En los centros
educativos que lo celebran, suele haber un día donde todo el mundo se disfraza.
El Carnaval es una fiesta que pide preparación (hay que decidir de que iremos
disfrazados, preparar los disfraces, organizar los desfiles...) y que niños y
niñas suelen vivir con ilusión. Por lo tanto, es una buena oportunidad
educativa: tomar decisiones en común, organizarse, distribuir
responsabilidades, coordinarse con las familias, aprender a valorar la
celebración compartida... Pero, ¿cómo asumir la idea de permisividad y de
cierto descontrol que es la idea central de la fiesta? Los educadores y
educadoras, ¿cómo entendemos esta idea?
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