A finales del año pasado se
hicieron públicos los resultados de una encuesta a casi 4.000 niños y niñas de
10 a 12 años de Barcelona que se ubica en el proyecto Hablan los niños y
niñas: el bienestar subjetivo de la infancia en Barcelona.
Una
primera constatación de los resultados es que los niños tienden a responder más
positivamente que los adultos (lo llaman "sesgo del optimismo
vital"), tal como ha ocurrido en otros estudios. Hay
datos interesantes: un 31% de los niños han manifestado no estar
suficientemente satisfechos con su vida y un 8% poco o nada satisfechos. ¿En qué ámbitos se muestran
menos satisfechos? En
el tiempo libre y la autonomía: un 50% dicen que no están suficientemente
satisfechos ni con la cantidad de tiempo libre ni con el grado de autonomía que
tienen y un 40% no lo están con su vida de estudiante y con el uso de su tiempo. Un
30% se muestran insatisfechos con el barrio donde viven, con los compañeros y
compañeras de clase y en cómo los escuchan las personas adultas.
El estudio realizado por el Ayuntamiento de Barcelona pretende analizar los datos y generar políticas para darles respuesta. En todo caso, los datos obtenidos nos deberían hacer pensar. El padre del proyecto "La ciudad de los niños", el italiano Francesco Tonucci, ha puesto en evidencia que las ciudades de hoy no son un lugar pensado para los niños y las niñas y que hay que conceder la palabra a la infancia, escucharlos y tener en cuenta las propuestas que hacen. Los niños y las niñas ya no juegan en la acera de debajo de casa, están prácticamente excluidos de unas ciudades pensadas para un ciudadano adulto y trabajador; las ciudades ya no son espacios de encuentro y de intercambio.
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