Niños
y adolescentes sin papeles intentan llegar a Europa de la misma manera que lo
hacen los adultos. Otros,
tienen los papeles en regla: grupos de adolescentes esperan que lleguen adultos
occidentales para poder comer un plato caliente y volver por la noche al centro
de acogida; el día
siguiente, enviarán lo que han ganado a su familia. En el año
2014 atravesaron Italia 13.000 menores no acompañados; en 2015, 12.360 según UNICEF. En Libia esperan
unos 75.000 menores que viajan solos. Cuando
llegan a Libia, subiendo del sur, niños y adolescentes tienen que trabajar para
poder llegar hasta el Mediterráneo. Algunos
desaparecen. Nueve
de cada diez menores inmigrantes y refugiados viajan solos.
Según Save the Children y UNICEF durante recorridos que pueden llegar a los 8.000 km. son esclavizados, prostituidos, torturados... En Italia abundan los centros de acogida montados como negocio. De todo esto hay que hablar porque la situación es muy grave y no podemos desentendernos y porque lo peor que podría pasar es que nos acabáramos acostumbrando. Nos debemos sentir interpelados por lo que está pasando.
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