He participado con un capítulo
en un libro reciente que presenta los resultados de una investigación sobre el
aprendizaje por competencias en la Universidad. Su título es Evaluación por competencias: la perspectiva
de las primeras promociones de graduados en el EEES y ha tenido a Elena
Cano y a Maite Fernández como editoras (Barcelona: Octaedro-ICE UB, 2016). El
estudio aporta conocimiento sobre un tema que requiere ser investigado puesto
que las competencias han sido una novedad muy relevante de las nuevas
titulaciones puestas en marcha a raíz del Espacio Europeo de Educación
Superior.
Se estudió la percepción de
graduados, estudiantes, profesorado, empleadores, gestores y expertos respecto
de siete competencias. Se concluyó que se da una “elevada descompensación”:
algunas competencias se perciben como desarrolladas (trabajo en equipo,
capacidad comunicativa y capacidad de gestión de la información) mientras que
otras (como el compromiso ético) aparecen como muy poco presentes. Asimismo,
desde la perspectiva de los estudiantes, las metodologías más utilizadas no son
las que consideran que favorecen un mejor aprendizaje competencial. Se destaca
también la importancia de la retroacción o feedback.
En el último capítulo, Cano
recoge una serie de retos que hay que afrontar para avanzar en el aprendizaje
competencial en la Universidad: establecer claridad conceptual, abordar las
competencias olvidadas, pasar de la evaluación por competencias a la evaluación
de competencias, ensayar sistemas de formación dual, mejorar el feedback y progresar en el
reconocimiento de las competencias adquiridas por vías no académicas. Queda
camino por recorrer y estudios como los que comento pueden ayudar a conocer
mejor cuál es la realidad para fundamentar pasos hacia adelante.
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