En
Barcelona hay niños y niñas que han nacido en esta ciudad o que viven en ella
desde hace muchos años y que nunca han pisado la playa y, mucho menos, han ido
a un museo. No se han movido
de su barrio. Tampoco en
la época de vacaciones. Para
niños como estos y, en general, para los que forman parte de familias sin
recursos suficientes, el Ayuntamiento de la ciudad, en colaboración con el
Consorcio de Educación, ha puesto en marcha los campamentos urbanos para este
próximo verano.
La
experiencia, que forma parte de un plan de choque educativo (que contempla
otras medidas), se iniciará en tres zonas de la ciudad (con los barrios de
Trinitat Nova, Bon Pastor, Baró de Viver y Besòs-Maresme) y más
adelante se extenderá a 18 áreas identificadas como de actuación prioritaria. Los
campamentos urbanos pretenden que los participantes descubran su ciudad (con
visitas que se realizarán por la mañana) y que, después de la comida servido
por los organizadores, trabajen en un proyecto comunitario para transformar su
entorno más cercano.
Me
parece una buena iniciativa que pone de manifiesto una situación de la que a
menudo no somos suficientemente conscientes y que muestra que desde los
ayuntamientos es posible hacer política social. Seguiremos la experiencia.
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