Estos
días, con los estudiantes universitarios de grado, estamos cerrando el trabajo
conjunto de dos asignaturas: consiste en el diseño de un proyecto socioeducativo
a partir de un diagnóstico realizado el cuatrimestre anterior, también como
trabajo conjunto de otras dos asignaturas. Se trata, por lo tanto, de un
proyecto conjunto de cuatro asignaturas, de dos departamentos distintos,
realizado a lo largo de todo el curso.
Los
proyectos elaborados tienen que presentarse al resto de la clase y al conjunto
del profesorado que ha intervenido en el proyecto, en los últimos días de
clase. Estas presentaciones son, desde el punto de vista del profesorado, de gran
interés para la formación de los estudiantes: por lo que supone tener que
presentar el trabajo realizado pero también por la oportunidad de conocer qué
proyectos han diseñado los compañeros y compañeras de clase. La presentación es
una oportunidad de ver ejemplos prácticos.
Es
por este valor formativo, y por respeto a quienes exponen, que nos parece muy
importante que los y las estudiantes asistan a las presentaciones. El problema
es que estamos a final de curso y las urgencias apremian por lo que la
asistencia nunca es tan elevada como debería serlo. Estamos convencidos que
esta laxitud en la asistencia es un buen ejemplo de cómo lo urgente se
antepone, a menudo, a lo importante. No sabemos cómo resolver la situación, más
allá de establecer controles de asistencia que no creemos que sirvan para ir al
fondo de la cuestión. Es una lástima porque, los que no asisten o lo hacen sólo
parcialmente, se pierden uno de los momentos más formativos del curso. Por lo
que hemos comentado con otros profesores y profesoras es algo que sucede a
menudo. Se aceptan ideas sobre cómo afrontar esta cuestión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario