Alumnado, teléfonos móviles y aula: un tema complejo y controvertido. En algunos centros educativos se prohíbe el uso del móvil, en ocasiones incluso en el patio. El uso del móvil distrae al estudiante, dificulta su atención y posibilita usos inadecuados (grabaciones sin permiso, por ejemplo). En otros centros, el móvil se utiliza en algunas clases como recurso tecnológico para facilitar el proceso de aprendizaje.
Hay
argumentos a favor y en contra de su uso. Son argumentos consistentes. Por un
lado, es cierto que la atención y la concentración son necesarias para aprender
en profundidad y también lo es que la consulta constante al móvil no la facilita.
Por otro lado, no es menos cierto que la institución escolar no debe vivir
aislada, puesto que este aislamiento es algo que a menudo se le critica. Ya
hace muchos años que oímos que la escuela debería educar para la vida. Además,
formar en el uso de las tecnologías es uno de los principales retos,
precisamente por el papel que tienen en la sociedad actual y, específicamente,
en la infancia y la juventud.
Enseñar
a usar críticamente los instrumentos tecnológicos es fundamental para la
educación de la infancia y la juventud. La opción de prohibir estos
instrumentos en las horas escolares no ayuda a ello, al contrario. El tema no
es nada sencillo pero convertir la escuela en un paréntesis en la vida real del
estudiante quizás no sea la mejor opción.
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